María José Cabrera Cifuentes
mjcabreracifuentes@gmail.com

Tras la serie de sucesos que ocurrieron en el 2015 que de una u otra forma tuvieron un impacto en la sociedad guatemalteca estamos a las puertas de un año decisivo en varios de los aspectos más relevantes para Guatemala.

Sin lugar a dudas, la crisis política experimentada desde el segundo trimestre del año generó cuestionamientos y evidenció problemas cuyas soluciones siguen siendo inciertas. En el presente año las nuevas autoridades deberán asumir con responsabilidad el papel que les toca jugar traduciéndola en políticas públicas serias y claras que puedan ser efectivamente ejecutadas.

Muchos hablan del triunfo de las manifestaciones llevadas a cabo en la Plaza de la Constitución, en donde miles de guatemaltecos se reunieron con un mismo objetivo: el derribo de la corrupción en Guatemala. A pesar de que muchos creen que estas surtieron efecto, continúo observando discrepancias entre las demandas de aquel momento y el comportamiento de muchos de los que entonces alzaban la voz. No he notado más cortesía en el tráfico, ni más civilidad, ni una actitud distinta hacia el respeto a las reglas. Sin embargo, muchos siguen creyendo que ese no es un aporte hacia la incesante corrupción y que el actuar individual es independiente de la podredumbre social y del sector público.

Al culminar su mandato, el Presidente de la República Alejandro Maldonado estará entregando el poder en una situación bastante similar a la que encontró. Difícilmente se pueden observar resultados en cuatro meses de gestión por lo que le corresponderá al presidente electo Jimmy Morales y a su Gabinete, el diseño de un plan factible para enderezar el sinuoso camino que nuestras anteriores autoridades y nosotros mismos hemos delineado.

La incertidumbre acerca de las personas que integrarán el Gabinete del presidente Morales sigue reinando en la mayoría de nosotros, sobre todo por la experiencia que hemos tenido con algunos de nuestros ilustres funcionarios. De igual forma, la poca familiarización del futuro presidente con la administración pública, se ha convertido en algo atemorizante para muchos, por lo que la expectativa de que se conforme un equipo que le exceda por mucho en experiencia se encuentra manifiesta y será necesaria para la aceptación inicial de la población hacia la nueva gestión.

Se vislumbra un inicio de gobierno quizá un tanto siniestro, la situación actual del país es en realidad deplorable por lo que habrá que priorizar entre los temas más importantes. La elección del camino a seguir podría resultar peligrosa para quienes lleguen a detentar el poder, no obstante, no hay que perder de vista la necesidad del diseño e implementación de una estrategia que contemple los escenarios que podrían estar frente a nosotros y las posibles rutas de acción que se puedan tomar ante las distintas situaciones.

A pesar de no saber qué es lo que va a suceder, deseo a ustedes el mejor de los años, no sin antes recordarles que la sociedad avanza en la medida en que nosotros avanzamos, propongámonos ser mejores guatemaltecos y quizá un día no muy lejano podremos ver como se construye el país con el que todos hemos soñado.

Artículo anteriorNo son los salarios lo que hay que diferenciar
Artículo siguienteBuenos para exigir ¿y para cumplir?