Pedro Pablo Marroquín Pérez
pmarroquin@lahora.com.gt

Hoy es el último día del año que será recordado porque los guatemaltecos salimos de la modorra crónica para ser un tanto más vigilantes y un poco menos indiferentes. El despertar se concentró exclusivamente en las corruptas autoridades del organismo Ejecutivo y toda la reacción fue gracias a las acciones que inició la Comisión Contra la Impunidad en Guatemala (CICIG) y el Ministerio Público.

He sostenido que hoy nos encontramos mejor que antes del 15 de abril porque estamos en una mejor posición para que las cosas cambien, pero siendo realistas nos debemos dar cuenta que a la fecha las bases de nuestro putrefacto sistema están intactas y aún muy sólidas.

El venidero 2016 tiene que ser el año en el que los guatemaltecos terminemos lo que inició en el 2015, pero ya no solo concentrados en la Presidencia y sus ministerios, sino que debemos centrar nuestras fuerzas en el Organismo Legislativo en virtud que ellos tienen la llave para apuntalar el sistema o hacerle los ajustes que se necesitan.

Con esto no estoy diciendo que nos olvidemos del gobierno, de los jueces y magistrados, de la Contraloría, de la Corte de Constitucionalidad, sino simplemente que entendamos que mientras las reglas sigan igual, cambiarán funcionarios y cambiarán los actores, pero los negocios persistirán y solo cambiarán las caras y las cuentas en las que paren los dineros.

Por amor propio no podemos sentir que en el 2015 se hizo la tarea, pero sí debemos darnos cuenta que sí queremos, podemos y que es necesario darle más forma, más coherencia al despertar para que la presión derive en cambios estructurales al sistema.

Vale la pena seguir luchando porque Guatemala es un país con recursos, con gente que pide a gritos oportunidades y con gente que honradamente ha logrado salir adelante generando bienestar a muchas familias, pero con algunos miles de pícaros que le han robado al país y a la gente la esperanza, la fe y el futuro, en especial los más necesitados.

Este 2016 debe ser el año del cambio porque si no lo logramos, el reajuste de las mafias las hará más sólidas, más fuertes y con más poder pues sentirán que ni una ciudadanía más despierta, ni una CICIG más decidida, ni un MP más activo, ni un puñado de jueces, fiscales y policías honrados pudo con ellos.

Se lo pongo así: si no cambiamos las reglas, no habrá poder humano para contener a tantos mafiosos que se reproducen como “gremlins” y por ende, resulta necesario cambiar las reglas del juego para que el actuar de los mafiosos esté un poco más limitado.

¿Qué cosas necesitan ser modificadas? Muchas, pero nada que no podamos hacer en unos cuantos meses una vez logremos que el Congreso se declare en sesión permanente.

Cargue pilas este fin de semana, porque a partir del lunes empieza nuestra cita con la historia, con nosotros mismos, con nuestras familias, con la gente más necesitada y con el país, para luchar por una Guatemala mejor, más justa e incluyente en la que todos podamos tener un mejor chance de bienestar.

Feliz año a usted y a su familia.

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