Juan Francisco Reyes López
jfrlguate@yahoo.com

Ningún gobierno en ningún país puede ser exitoso y salir adelante si los ingresos producto de los impuestos no le permite cumplir con las obligaciones que establece en la democracia la Constitución Política de la República.

En diferentes entrevistas televisivas, el presidente saliente Alejandro Maldonado Aguirre ha indicado de forma categórica que su primera conclusión del mandato que ejerció para terminar el período presidencial de Otto Pérez Molina, es que en Guatemala la recaudación tributaria es tan baja que aun sin que se despilfarrara o se sustrajese parte de los impuestos como el IVA que se apropian quienes no emiten facturas; de importación, quienes evaden o subvaloran los impuestos arancelarios, los Impuestos Sobre la Renta o sobre el pago de dividendos, los recursos no alcanzarían.

La carga tributaria sobre el Producto Interno Bruto es tan baja que al gobierno le es imposible cumplir con sus obligaciones en el área de salud, educación, seguridad e infraestructura, hecho que también fue públicamente señalado por Juan Alberto Fuentes Night, quien indicó que la excusa que esgrimen los dueños de la riqueza para no pagar impuestos no puede aceptarse ni justificarse, especialmente cuando Guatemala tiene la recaudación tributaria más baja de toda América Latina.

Ante esas afirmaciones, el binomio presidencial electo de Jimmy Morales y Jafeth Cabrera, que nos gobernará a partir del 14 de enero, tiene que comprender que las elecciones ya pasaron y que su mandato no es algo fácil o simple. Independiente de quién sea el Ministro de Finanzas, consejeros económicos o los grupos de influencia individual o colectivos que les asesoren, tienen que tomar las acciones que deben adoptarse y reconocer que las regalías que debe obtener el gobierno por los bienes minerales y de hidrocarburos propiedad de los guatemaltecos, tienen que aumentarse sustancialmente y ser iguales o superiores a los que se pagan en Estados Unidos, Ecuador, Perú, Bolivia, Chile, Argentina y demás países del continente.

Que la carga tributaria de impuestos directos debe ser también similar al promedio de América Latina y que los impuestos indirectos deben generalizarse, terminándose los privilegios o exoneraciones que improcedente y hasta abusivamente gozan muchas empresas individuales o jurídicas. De lo contrario, su mandato será un fracaso al no satisfacer las obligaciones sociales que establece la Constitución Política de la República.

El desgaste, la crítica y el deterioro de todo gobierno empieza el primer día de su mandato y la única forma de desacelerar dicha crítica es gobernando de forma socialmente justa.

El binomio no fue electo por ningún grupo de poder, tampoco recibió mayor financiamiento de persona individual o jurídica, según sus propias declaraciones ante el Tribunal Supremo Electoral. Si no gobierna buscando el bien común, sirviendo al pueblo que lo eligió su deterioro será más acelerado que ningún otro gobierno y le permitirá a sus opositores sembrar «la semilla» de la crítica y de lo equivocado que fue elegirles como binomio.

Un binomio inteligente debe asesorarse en múltiples consejos, en múltiples personas y no casarse con nadie más que con el pueblo.
¡Guatemala es primero!

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