Fernando Mollinedo C.
Enamorarnos de quien no debimos, alguna circunstancia inesperada que cambió la decisión de elegir profesión, casarnos sin amor o cualquier hecho se manifestaron de manera demasiado caprichosa y terminaron imponiéndonos un nuevo orden lógico en el que transcurren nuestras vidas.
Los pueblos definen su trayectoria de vida por los imprevistos surgidos, más que por los proyectos elaborados con antelación como productos de la lógica; por ejemplo, no fue lógico que en Estados Unidos, un país con una dosis demasiado alta de discriminación, un afroamericano haya conquistado la Casa Blanca.
Las nebulosas leyes del azar permitieron a un partido político y su candidato sin trayectoria pública, casi desconocido, ante la sorpresa de propios y extraños, acceder al poder de la entidad más próspera del país con mayoría de votos, lo cual era considerado absurdo e inverosímil y daban por improbable un inesperado triunfo en contra de las millonarias maquinarias políticas gobernantes.
Sin embargo, los efectos del azar no aseguran un desenlace afortunado al ejercer una administración caprichosa e irresponsable y sería muy casuístico que al sobresalir por su buena actuación, la masa pudiera decir: ¡se los dije, son buenos!
Claro que siempre habrá razones para explicarlo, pero ninguna pudo haberse previsto antes de su gestación; ahora, después de un período de espera y transición, estamos en situación de expectativa para conocer la capacidad personal de quienes dirigirán el destino administrativo del país, cuáles serán sus planes, programas, objetivos inmediatos, mediatos y teleológicos, pues hasta el momento de escribir estas líneas, se desconoce la conformación del futuro equipo gobernante.
Gracias a las sacudidas sociales inesperadas desde principio de año, léase Línea 1, 2, 3 y… Pisa, salud, mochilas escolares, Fonapaz, Aeronáutica Civil, Micivi, medio ambiente, Registro de la Propiedad, Inacif, Ministerio de Gobernación, Digici, SAAS, “agüita mágica”, plazas fantasma, presidios, lapiceros sobrevalorados con algunos millones de hueveo y no se procesa a la responsable de dicho hueveo; eso y otras cosas más fueron elementos promotores del cambio social que esperamos sea fructífero a partir del 14 a las 14.
Las protestas muestran lo peor y mejor de nosotros, ayudan a cambiar las rutinas paralizantes y demandas insatisfechas, son la única forma para romper un orden de cosas que agotó sus posibilidades.
No sabemos qué nos deparará el 2016 y viendo la corrupción de la vida pública con el fracaso de la clase política para entender y resolver las necesidades existentes, pienso que debemos seguir intentando un cambio, abrigando esperanzas en el poder de lo inesperado y sería bueno que el azar colaborara echándonos una manita para sacudir conciencias y despejar el aire enrarecido de los espacios cerrados.
El sistema no va a curarse por sí mismo, los miembros de la élite se protegerán, pertenezcan a un partido u otro, ejerzan desde la Suprema Corte, una curul o un ministerio. Las crisis son las verdaderas parteras de una vida mejor o al menos diferente. Con esta realidad ¡Que Dios se apiade de nosotros!