Estuardo Gamalero

«Si caminas solo, irás más rápido; si caminas acompañado, llegarás más lejos» Proverbio chino

En la recta final del año, muchos reflexionamos respecto de ¿Cómo nos fue? ¿Qué metas dejamos inconclusas? Y con las doce uvas del 31: ¿Qué cosas podemos mejorar para el siguiente año? Varios vivimos mecánicamente el día a día en nuestros trabajos y familias, e incluso ni siquiera reparamos en «qué era lo que estábamos buscando», simplemente nos damos cuenta que actuamos por mera reacción o buena invitación.

La pregunta «¿Qué estábamos buscando?» resulta de suma importancia, pues de su respuesta, depende qué debemos hacer para obtenerlo, e implica un acto de reflexión que nos permite analizar si lo que hablamos, provocamos e hicimos en cada ámbito de nuestras vidas, nos acerca o nos aleja de los resultados deseados. En otras palabras: ¿nuestras acciones, deseos y palabras se encuentran en armonía y consecuencia con los resultados y ejemplo que damos en el hogar, el trabajo y nuestro país?

Empresario, sindicalista, profesional, político, indígena, ladino, militar, religioso, diplomático, hombre, mujer, casado, soltero, viudo o divorciado, joven y viejo, todos en el 2015, tuvimos que haber aprendido de los errores del pasado: Que el resentimiento en la toma de decisiones es mal consejero; que nadie es superior a la ley; que tarde o temprano a todos nos afecta la corrupción; y que siempre se pueden hacer mejor las cosas.

Aprendimos, o mejor dicho confirmamos una lección importante: los problemas políticos y jurídicos se deben resolver apegados a Derecho y nunca por medio de la incitación al desorden o la apología del delito.

Al ver el resultado de las manifestaciones pacíficas de este año, tengo algunas conclusiones: los guatemaltecos inteligentes no esperamos políticos que hagan milagros, simplemente no queremos improvisaciones. Deseamos funcionarios y empleados públicos que actúen apegados a Derecho. El pueblo no espera magos, simplemente ya no quiere ladrones y mucho menos, gente que nos vea la cara de idiotas. Los buenos guatemaltecos estamos dispuestos a seguir pagando nuestros impuestos, pero ya no tenemos tolerancia para que continúen aprovechándose de nuestra nobleza.

En diciembre, también veo y escucho un clamor relativamente desordenado de diversos actores de sociedad civil. Algunos buscan doblegar la autoridad del Presidente antes que empiece a gobernar, de manera que su espacio y cuota de poder las tenga cuestionadas. En la recta final del mundo político, veo varios funcionarios de «transición» que entre egos y realidades, se han dado a la tarea de querer aprobar y provocar una serie de situaciones y resoluciones que necesitan de análisis y discusión profunda. Percibo una Corte de Constitucionalidad fragmentada y altamente politizada. Un Congreso en donde cada bancada y quizás cada diputado identifica el norte en diferente sitio.

Con mucho dolor veo y entiendo que el sistema de salud nacional está colapsado: los hospitales no tienen medicinas; a los médicos y proveedores no se les paga; los enfermos no son atendidos, pues la mayoría del presupuesto nacional del Ministerio de Salud se esfuma entre los intereses de varios proveedores de mala fama y los pactos colectivos del sindicalismo desordenado y mal representado.

Las elecciones 2015, nos dejan alcaldes, diputados Presidente y Vicepresidente, en los cuales percibo una serie de incertidumbres: ¿Quiénes serán sus aliados? ¿Quiénes representarán la oposición del gobierno y cuáles son sus objetivos? ¿La moral, la ley y la realidad les permitirán un balance entre lo correcto y lo conveniente? ¿Podrán los nuevos funcionarios cumplir con las expectativas de la sociedad civil y los sectores organizados? ¿La comunidad internacional intervendrá en la política interna del país? ¿CICIG continuará con la misma fortaleza, apoyo y credibilidad? ¿Las condiciones económicas y de mercado nacional e internacional favorecerán a Guatemala? ¿Cómo le puede afectar al país la integración de la próxima Corte de Constitucionalidad? ¿Reaparecerá el fantasma de los poderes paralelos del país?

Diciembre es un mes de reflexiones y agradecimiento. A pesar de las amenazas y crisis nacionales e internacionales que incidieron en 2015, el balance resulta altamente positivo: I) Tuvimos un crecimiento económico superior al de la mayoría de países latinoamericanos; II) No se permitió la ruptura del orden constitucional; III) Llevamos a cabo elecciones libres y transparentes; IV) Se emprendió una batalla de infinitos aliados en contra de la corrupción; V) Los guatemaltecos pusimos de manifiesto que los problemas del país no son simplemente ideológicos.

A lo largo de la historia, el guatemalteco promedio ha sido altamente tolerante de las malas prácticas; es pesimista y rencoroso; vocifera en lo bueno y en lo malo; espera que alguien o algo ajeno a su persona resuelva las crisis.

En diciembre lo invito a que reflexionemos sobre dos cosas: ¿Qué está haciendo usted por su país? Y ¿Por qué lo está haciendo? Si usted logra responderse a sí mismo, satisfactoriamente esas dos preguntas, la siguiente que debe hacerse es: ¿Lo estoy haciendo bien?

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