Fernando Mollinedo C.
Después de la oleada de capturas de personas corruptas y podridas espiritualmente, quienes llevaron al país a uno de los más difíciles momentos de su historia política, aún vemos que las Líneas siguen operando a sus anchas con los suplentes de los actores principales, por ahora entabicados.
Hace cuatro años, pareció que con la llegada del nuevo partido gobernante (no lo menciono pues me da asco) y sus supuestos hombres y mujeres de Estado, con oficio político reconocido, las cosas en Guatemala principiarían a cambiar. Se les dio el beneficio de la duda tomando en cuenta que como “oposición” vociferaron contra la corrupción gubernamental.
En el ejercicio del poder crearon algunas dependencias para combatir la corrupción las cuales utilizaron como parapeto para empezar a delinquir de manera descarada, prepotente, abusiva y lamida; en términos coloquiales puede decirse que “bajaron el canasto” en su afán de obtener dinero fácil, al igual que cualquier delincuente de mierda. Aquí entran oficinistas, secretarias, policías, sindicalistas, jueces, alcaldes, magistrados, doctores, ingenieros, ministros, viceministros, directores generales, secretarios generales, dipupopós, cónsules y embajadores que estuvieron al servicio de la corrupción.
No se salvan del anterior calificativo, los inspectores de Trabajo (los transas) los del IGSS, los de la SAT, los de los arbolitos de Navidad, Diprona, Digebos, aeronáutica, Migración, ahora hasta en el Ministerio Público, supervisores de Educación, Renap, aduanas, Ejército y otro cachimbazo más en el sector oficial.
Considerando lo anterior, pregunto: ¿A quién le importa que avance Guatemala? ¿Quién en realidad tiene interés por que la población se supere en el campo educativo y sus relaciones laborales? ¿A quién, de verdad, le interesa que haya instituciones que atiendan la salud de los pacientes que buscan los centros asistenciales nacionales? ¿Quién vela por que ello sea una realidad? En el imaginario nacional es que NINGUNO.
No hay responsabilidad social ni entereza política (transfuguismo), aquí en Guatemala todo es negocio, casi todos ven la forma de aprovechar la ignorancia de otros para sacar ventaja, estamos viviendo al estilo de “sálvese quien pueda” en un mercado negro de derechos, es decir, que debemos pagar para que se nos haga justicia; los ladrones se sienten con derecho a robar, los empresarios, industriales, agricultores, finqueros, cafetaleros, algodoneros, ganaderos, distribuidores de combustibles, mineras, hidroeléctricas, transportistas y otro catizumbal de ceros grandes, siguen inveteradamente haciendo lo que se les da la gana en cuanto a fijar los precios de sus productos y/o mercancías sin control del Estado.
¿A quiénes les interesa que Guatemala no progrese en su desarrollo humano integral: salud, educación, seguridad, servicios sociales y otros rubros? ¿Quiénes se empeñan en descalificar a los defensores de la naturaleza? ¿Qué institución prestó sus servicios como guardián de sus intereses? ¿Lo seguirán haciendo? ¿Hasta cuándo? DESPIERTA GUATEMALA LUCHADORA, JOVEN y PROFUNDA.