* Julio Roberto Bermejo González
jrbermejo@bertnejolaw.com

La fiesta ya terminó, ya tenemos nuevo presidente electo y este debe comprender que su elección fue porque proclamó que no era corrupto ni ladrón; pero también en su elección la ciudadanía no le dio un cheque en blanco, sino porque proclamó que no pertenecía a la clase política actual y asumió el compromiso de luchar contra la corrupción y la impunidad y esto supone, como ciudadano responsable, que desde ya debe manifestarse congruente con su promesa de campaña. Lo anterior hace suponer que la población guatemalteca espera que abandere la lucha contra la corrupción y demande del Presidente de la República se adopten medidas profundas para lograr ese objetivo. El tiempo no debe perderse y hay que aprovechar el vigor de la indignación ciudadana. La sociedad civil quisiera ver más compromiso al respecto. Las plazas fantasma en todas las dependencias; las plazas innecesarias; la urgente negociación de los Pactos Colectivos en el área de la salud y la educación; los viáticos exagerados; los viajes innecesarios; los pactos colectivos; el contrabando; la defraudación aduanera; las recepciones y en general todos los gastos superfluos e innecesarios deben eliminarse; lo mismo sucede con esas incorrectas indemnizaciones que se recetan los miembros de la Corte Suprema de Justicia y Corte de Constitucionalidad y la piñata que se hace con el presupuesto del Congreso de la República. El Presidente de la República necesita fuerte apoyo ciudadano y debe brindársele a efecto de que corrija ese despilfarro y mal uso de los recursos del erario nacional y pare con medidas urgentes el desorden administrativo existente y especialmente el contrabando, la defraudación tributaria y la evasión de impuestos. Se requiere una actitud enérgica por parte del Presidente de la República a quien también le corresponde fundándose en la iniciativa de ley que le asigna la Constitución de la República, impulsar las reformas legales que demanda la ciudadanía y que son necesarias para la reestructuración institucional que se necesita.

Al Congreso de la República le corresponde dar respuesta a las demandas de reforma que varias leyes requieren, pero haciendo honor a su falta de responsabilidad y compromiso están frenando la emisión de algunas leyes importantes que se requieren. Los señores diputados, salvo algunas excepciones, no representan a la población que los eligió y en su labor en el Congreso le dan prioridad a la promoción de sus intereses personales. Esta inactividad no debe permitirse y a la población le corresponde tomar nuevamente las calles y las plazas y en una sola voz reclamar a los señores diputados que con la celeridad que las circunstancias demandan aprueben las reformas legales que les han sido planteadas no solo en relación a la Ley Electoral y de Partidos Políticos, sino también la Ley del Servicio Civil; la de la Contraloría de Cuentas; la de la Superintendencia de Administración Tributaria -SAT-; la del Ministerio Público; la de la Carrera Judicial; la de compras y Contrataciones y otras que también tienen el carácter de urgentes. Es saludable que ese espíritu revolucionario y de rebeldía que empezó a manifestar la ciudadanía a partir del mes de abril no decaiga, sino por el contrario se fortalezca y volvamos a salir a las calles para demandar al Congreso de la República la emisión de las leyes que la reestructuración institucional del país demanda, sin olvidar que también al Organismo Ejecutivo le corresponde realizar una profunda depuración en las diversas instituciones del Estado y es a la ciudadanía a la que le corresponde, nuevamente, manifestarse en forma compacta y solidaria en las calles y plazas para que ese espíritu de renovación nacional manifestado en las grandes concentraciones populares realizadas no decaiga, porque es un imperativo que en Guatemala debe combatirse con profundidad la corrupción y la impunidad que la promueve.
*Doctor en Derecho

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