Raymond J. Wennier

En julio del 2014 fue publicado el estudio “Babies’ Brains Prep for Speech Long Before First Words Come Out” en la National Academy of Sciences y demuestra la importancia de hablar a los infantes antes que ellos empiecen a hacerlo.

Investigadores de la Universidad de Seattle, Estado de Washington, trabajaron con bebés entre siete y doce meses de edad y encontraron que el sonido de la gente que hablaba a su alrededor, estimulaba sus áreas cerebrales que coordinan y planifican los movimientos motores necesarios para hablar,

La doctora Patricia Kull encontró que la activación de las áreas motoras del cerebro, cuando los infantes están simplemente escuchando, es significante porque demuestra que el cerebro del bebé está haciendo el esfuerzo de hablar desde el principio y sugiere que los cerebros de ellos están tratando de averiguar cómo hacer los movimientos correctos que producen palabras. La ciencia nos enseña cómo inicia su vida un bebé y cómo es la preparación para la vida después del nacimiento.

Este estudio de la Universidad de Washington respalda totalmente el artículo que escribí sobre “La lectura se inicia en el útero” en  2006. Si el feto puede iniciar a “hablar” escuchando la voz de personas a su alrededor, entonces, al nacer refina los movimientos de la boca para hablar y le será más fácil aprender  a leer.

¿Son los estímulos desde temprana edad los que dan a los niños ventajas en la escuela?

MAESTROS: Si no se eleva y extiende el tiempo de preparación de los maestros, será imposible que tengan la oportunidad de estar expuestos a todas las teorías y estrategias educativas que hoy día se espera que practiquen. Vean mi artículo “Abrumados”, del 4-4-13.

Una de las estrategias, estimulación temprana, precisamente se usa en niños de cero a cuatro años. Son los años en los que debería  darse la educación inicial. Esta estrategia ayuda a los maestros de bebés y niños a trabajar con ellos en cuanto a las inteligencias múltiples, como la emocional y la estimulación multisensorial. Todo lo que los maestros hagan y digan con estos niños, contribuye a “conectar” el cerebro de los pequeños para PENSAR, SENTIR, MOVERSE y en general, APRENDER.

Entre más oportunidades tengan de repetir las mismas actividades en diferentes modalidades, más se estimularán esas conexiones cerebrales. Es en un programa de educación inicial que tendrán esas oportunidades.

La Academia Americana de Pediatría, la doctora Kathy Hirsh-Pasek, Psicóloga de la Universidad de Philadelpia, USA y el Doctor Mikaly Cskszentmiláyi, apoyan el hecho de que el “juego” es una actividad natural que ayudará a los niños a ser creativos, resolver problemas, desarrollar el razonamiento y sus habilidades motoras.

Uno de los aspectos de la preparación de maestros, que no ha sido enfatizada, es la de tratar infantes y niños con discapacidad.

En 1990 las Naciones Unidas en la Convención sobre los Derechos del Niño, Artículo 23, párrafo 3, dice “…que el niño impedido tenga acceso efectivo a la educación…”.

INCLUSIÓN significa que el niño que tiene necesidades especiales debe poder PARTICIPAR en el nivel de educación  que sea  como si no tuviera una limitación.

La Licenciada Nadja Sarti, no vidente, en el 2006 me escribió “…mientras los maestros no estén desde su formación educados en el tema de necesidades educativas especiales, la inclusión de niños con discapacidad, en aulas…seguirá siendo una aventura total”.

Aparentemente parte del problema de la educación a nivel inicial, ya sea para niños con ventajas físicas y mentales o con niños con desventajas, es la carestía de maestros con una preparación académica apropiada para ese nivel.

Los maestros sustituyen a la “persona significante” (padres) en la vida de los niños, bebés e infantes, de cero a cuatro años de edad.

La semana entrante hablaremos de la COMUNIDAD.

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