Es de advertir que cuando al Presidente Electo se le preguntó sobre si impulsaría las reformas políticas que la sociedad reclama, respondió que eso no le compete al Ejecutivo sino que es tarea del Congreso, y que él respetará las leyes en ese sentido. Pero tuvo un rasero distinto cuando le preguntaron sobre la libertad de expresión porque entonces dijo que sí, siempre y cuando los medios se apeguen a la verdad, concepto que no está contenido en la ley porque resulta que lo que para un gobernante puede ser la verdad no necesariamente lo es para el público.

Tenemos un ordenamiento que regula el ejercicio de la libertad de expresión, y evidentemente el Presidente Electo no ha leído ni conoce la ley de la materia porque en la misma no se dice nada parecido a lo que él dijo. En La Hora hemos sostenido que en materia de información no debe haber impunidad y que somos responsables por las informaciones que vulneren los derechos de otras personas y que para ello están las normas de la Ley de Emisión del Pensamiento que establece no sólo sanciones sino los procedimientos para establecerlas.

Pero que un gobernante se quiera arrogar el derecho de calificar qué es verdad y qué es mentira va más allá de las funciones que se asignan constitucionalmente al mandatario y del concepto mismo definido por ley en materia de emisión del pensamiento. Por supuesto que es deseable que nunca se falte a la verdad en el ejercicio de la comunicación social, pero el problema eterno es decidir quién califica si algo es o no verdad y eso, por supuesto, no corresponde a un gobernante sobre todo cuando reaccione a señalamientos que se hagan en su contra.

Debe saber el Presidente Electo que el aporte de la prensa independiente a este proceso que le permitió triunfar en las elecciones es inmenso, y que si Pérez Molina hubiera tenido la misma visión autoritaria que él tiene, seguramente hubiera incurrido en censuras y otro tipo de agresiones a la prensa buscando silenciarla. El señor Morales no puede calificar el trabajo de la prensa porque no es competencia del Presidente de la República hacerlo, sino que es tarea de los órganos competentes establecidos en la Ley de Emisión del Pensamiento para determinar si alguna publicación falta a la ética, a la moral y al respeto de los derechos de alguna persona.

Creemos que es bueno dejar claro el punto porque, obviamente, el Presidente Electo está confundido y cree que es de su competencia calificar si lo que se publica está apegado a la verdad.

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