Ayer las autoridades de Finanzas reconocieron la gravedad de la crisis fiscal que impide honrar nuestro compromiso para pagar la deuda contraída de manera tan irresponsable, al punto de que para el final de este año estamos por caer en insolvencia por falta de cumplimiento de las obligaciones con los prestamistas, lo que significa no sólo que nos cierren la ventanilla en todas las instituciones financieras internacionales, sino que nos veamos obligados a adoptar recortes drásticos y a elevar el ingreso tributario mediante el aumento de impuestos.

Pero resulta que hace pocos días la Junta Monetaria emitió dictamen favorable para que en el presupuesto del año entrante se contraiga más deuda pública bajo el peregrino argumento de que la relación del nivel de endeudamiento con respecto al Producto Interno Bruto todavía permite que sigamos la carrera en busca de nuevos préstamos. Vergüenza les debería de dar a todos los que votaron a favor de ese aberrante dictamen porque ahora mismo, sin esperar siquiera al año entrante, nos notifican que simplemente no hay dinero para pagar los compromisos derivados de la deuda ya existente.

Sinceramente todos los que votaron a favor de ese dictamen debieran presentar su renuncia irrevocable de manera inmediata explicando que por idiotas e incapaces asumen con vergüenza la decisión de retirarse del cuerpo colegiado que tiene a su cargo velar por la estabilidad macroeconómica del país. No puede ser que en pocos días desde que ellos, supuestamente luego de haber analizado la situación del endeudamiento nacional, sugirieran que siga la fiesta viviendo de prestado, nos estalle en la cara la cruda realidad de que no tenemos para hacer los pagos que corresponden a los dos últimos meses de este año.

En Guatemala hemos visto cualquier barrabasada proveniente de funcionarios y servidores públicos, pero el Banco de Guatemala y la Junta Monetaria fueron siempre una especie de referente de seriedad y ponderación y de hecho el país ha gozado de cierta estabilidad gracias a la prudente actitud de autoridades que actuaron con criterio técnico. Pero hasta eso se perdió en los últimos años y no hay prueba más contundente que ese politiquero dictamen emitido por la servil Junta Monetaria para dar luz verde a un presupuesto altamente deficitario que obligará a que crezca exponencialmente el nivel de la deuda nacional.

La Hora había advertido de las dificultades que se vendrían por el tema fiscal para el próximo gobierno, pero resulta que no hay que esperar tanto. La bomba estalló antes de tiempo y ahora a ver qué hace Maldonado Aguirre para evitar que entremos a la lista negra de países que no pagan su deuda.

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