Juan Francisco Reyes López
jfrlguate@yahoo.com

Con menos incertidumbre que en la primera vuelta y también en menor cantidad, la ciudadanía concurrió a ejercer su derecho y su deber de votar. El resultado ya se preveía y las últimas encuestas indicaban que el binomio presidencial que quedaría electo era el integrado por Jimmy Morales como presidente y Jafeth Cabrera como vicepresidente.

Las juntas electorales y el Tribunal Supremo Electoral confirmarán oficialmente el resultado; sin embargo, este aspecto es solo de trámite, ya que a través de los medios de comunicación, el mundo y los guatemaltecos conocemos el recuento de la votación y éste no cambiará.

El binomio electo debe proceder a oficializar quiénes constituirán su Gabinete de Gobierno, ministros y secretarios, de inmediato debe requerir a los actuales gobernantes que se integren las comisiones de análisis e información de cuál es la situación en que se encuentra cada una de las dependencias que conforman el gobierno.

Gracias a las fechas en que se ha efectuado la elección, existe tiempo suficiente para un traspaso de mando sumamente transparente y ordenado. A su vez, las autoridades que se designen para el traslado de mando, que perfectamente puede ser la Vicepresidencia de la República apuntalada por la Cancillería, deben iniciar la organización de quiénes serán invitados y estarán presentes en los actos protocolarios correspondientes, procedimientos que deben concluirse como máximo en el mes de diciembre y no incurrir en el bochorno de girar invitaciones a última hora en enero, como sucedió en el último acto de transmisión de mando.

Recordemos que parte del respeto es invitar a los gobiernos amigos, a los expresidentes, exvicepresidentes, cancilleres y demás autoridades guatemaltecas con un mínimo de dos semanas de anticipación. “Honrar honra” y no hay justificación para no prever adecuadamente todos los actos que merecen los nuevos gobernantes.

El binomio electo debe también hacerse asesorar y no necesariamente por los funcionarios salientes o entrantes sino ante todo por quienes tienen el conocimiento y la experiencia que implica afrontar la grave situación social y económica en que está la mayoría de los guatemaltecos en lo relativo a la canasta básica alimenticia, que perfectamente puede bajarse y con ello favorecer al 90% de los habitantes del país.

También debe analizarse y decidir la política salarial, la creación de nuevos empleos, todo lo cual es factible sin necesidad de otorgar nuevos privilegios a favor de quienes tienen la mayor parte de la riqueza del país. Por el contrario, debe hacerse a favor de la juventud y de la mano de obra en general que inmigra de Guatemala por falta de oportunidades adecuadas.

Es, asimismo, totalmente factible reordenar la seguridad social y mejorar las prestaciones económicas y de salud, aspectos que conllevan aplicar ese antiguo concepto que “el que sabe, sabe y si no lo sabe que escuche y aprenda”.

Los aproximadamente 60 días, antes del 14 de enero, fecha del cambio de mando, serán determinantes en el arranque, en el éxito o en el fracaso del presente y del futuro del nuevo gobierno.

¡Guatemala es primero!

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