Jorge Mario Andrino Grotewold
@jmag2010

Los resultados, aunque no oficiales, difícilmente cambiarán. Jimmy Morales ha vencido a Sandra Torres en la segunda vuelta electoral, y por un amplio margen. El electorado decidió optar por quien se dice no ser parte de un sistema político, sino alguien que desde afuera pretende realizar cambios de fondo al país.

Indistintamente si en realidad el candidato de FCN-Nación es un cambio al sistema tradicional de partidos políticos, quienes votaron por él lo visualizan como alguien que no es parte de ese grupo de políticos añejos que han desacreditado a los gobiernos y a la política en sí. Las encuestas previas y ahora la votación, le dan al nuevo presidente electo la confianza de un buen respaldo social, como siempre sucede en cualquier elección alrededor del mundo. Pero el cambio no significa la solución para el país. Las promesas y las intenciones requieren convertirse en voluntad y decisión política, no sólo del Presidente y Vicepresidente, sino de toda una sociedad.

La lógica asume que en un escaso período de 4 años, este cambio de mando presidencial no será suficiente para alcanzar el desarrollo integral de la población, atender a la niñez, acabar con la pobreza y lograr una convivencia en paz. Quizá sean incuantificables los años que se requieran para ello, pero lo que sí se convierte en necesario comprender por los nuevos representantes electos, es que a partir de este cambio la población no será tolerante de acciones como la corrupción, la ineficiencia, el despilfarro o la indiferencia.

Su elección en sí, no representa un cambio inmediato para el país, aun cuando se presente como un foráneo del sistema. Pero el voto a su favor fortalece su posición y constituye una acción importante y valiente de la población, que pudo decidir otras opciones, como no asistir a la votación o seleccionar a su contrincante. La democracia entonces, es sólo una pequeña parte de la solución y Guatemala ya se dio ese respaldo.

Deberá manejar el arte de la negociación política con opositores como Sandra Torres y Manuel Baldizón, evidenciándolos si existiere un bloqueo político con el solo efecto de desgastar la labor del gobierno. Otros actores clave del país también deben ser tomados en cuenta, pero no sólo como protagonistas de influencia política o económica, sino para incentivarlos a convertirse en protagonistas de cambio en su propio sentido, ya sea económico, social, político, deportivo o cultural.

La complejidad del Estado no debe asustarle. La administración pública es una importante parte del gobierno, y asumir su liderazgo es necesario para la vista de los más de trescientos mil burócratas y los más de 15 millones de guatemaltecos(as) que esperan de su nuevo gobierno, del gobierno de cambio, una solución a la serie de problemas que les aquejan.

El cambio no es Jimmy Morales, como tampoco lo sería Sandra Torres. El cambio es cada uno de nosotros al momento de cumplir nuestras obligaciones, exigir el cumplimiento de nuestros derechos y promover las acciones de emprendimiento positivo que se requieran en nuestra casa, familia, barrio y comunidad.

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