Claudia Navas Dangel
cnavasdangel@gmail.com

La cosa es simple. Todo se ve oscuro. Y no, no tiene nada que ver con el invierno, ni tampoco con el realismo mágico que a veces me acompaña, más en este mes, aunque suene alienado por aquello de los antigringos, anti-Halloween y otros argumentos más absurdos que el inicio de esta columna.

Y es que hablar del futuro cercano de Guatemala, es decir, mañana o pasado, cuando se defina quién presidirá el país, asusta. Más si nos basamos en las encuestas y en los razonamientos más que inocentes y simplistas -tontos-, de votar por el señor Morales porque no tiene un pasado político.
Aterra que luego de todo lo ocurrido este año, pensemos en confiar decisiones de un país en declive en una persona inexperta, escondiendo en juicios baratos, el machismo que nos marca a mujeres y hombres, porque habrase visto “una mujer con poder”, y luego vienen las comparaciones con la exvicepresidenta y después nada, es inaceptable.
Inaceptable ¿Por qué?, me preguntó yo, que no soy simpatizante del partido que la postula, ni “sandralover”, como han dado en llamar a quienes son partidarios de la señora Torres.
¿Por qué les molesta?, ¿Por qué no cuadró en la figura de Primera Dama sumisa, que hace caridad con dinero ajeno? ¿Por qué encabezó un proyecto que a todas luces es necesario en un país como el nuestro, en donde la desnutrición se esparce más rápido que la chikungunya y los teléfonos móviles? ¿Por qué hizo elecciones de vida que no se apegan con él hasta que la muerte los separe? ¿Por qué no calla y no otorga?¿Por qué es mujer?
No sé bien cuál de todas las anteriores o si en su conjunto y con otros agregados sean las verdaderas razones por lo que la gente se ciega. Que no es la mejor opción, quizá, pero no vi en la papeleta de la primera vuelta otra que valiera la pena.
Lo cierto del caso, es que a diferencia de Morales, Sandra Torres tiene muy claro lo que significa gobernar Guatemala y tiene un plan de trabajo que la respalda, un proyecto que además es incluyente, algo extremadamente necesario en esta Guatemala llena de desigualdades. Las bolsas solidarias o como quieran llamarle, las becas condicionadas y los proyectos de desarrollo social, no son sinónimo de parasitismo, todo lo contrario.
Ojalá y mis presagios resulten como los vaticinios de la primera vuelta que daban por sentado que el Lider tenía seguro su presencia en la papeleta del 25 de octubre y que nuestros complejos conservadores no nos nublen.

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