Roberto Arias

Con un muy cuestionado pasado político, Sandra Torres Casanova aún pretende medirse con Jimmy Morales, quien no tiene un pasado político manchado. Con asistencias sociales, Sandra Torres se convirtió en una figura muy importante en el Gobierno de Colom, ya que, como nunca antes, la Primera Dama tenía voz en una administración presidencial, a tal grado, que muchos guatemaltecos afirman que “Ella fue quien gobernó”.
La Constitución Política de Guatemala no establece atribuciones a la esposa del Presidente. Sin embargo, en 1991 fue creada la “Secretaría de Obras Sociales de la Esposa del Presidente” (SOSEP) cuyas funciones van orientadas a ayuda social para grupos frágiles, lo cual es ad hoc para el clientelismo político.
“Clientelismo político” significa un intercambio extraoficial de favores, en el cual los titulares de cargos políticos regulan la concesión de prestaciones, obtenidas a través de su función pública o de contactos relacionados con ella, a cambio de apoyo electoral.
Estas acciones son inmorales, en virtud de que únicamente se engaña a la gente, porque no existe un beneficio real para la población… de fondo hacia el futuro; o como se dice en la jerga popular: Pan para hoy y hambre para mañana.
La SOSEP no fue más que un subterfugio para diferentes formas de corrupción en virtud de que durante ese Gobierno, la queja más demandante fueron las incesantes transferencias monetarias de otras instituciones del Estado para financiar los programas sociales y promover la imagen de Sandra Torres. Buena parte de las transferencias parece que fueron a parar a cuentas privadas, habiendo dejado a instituciones como Salud Pública y Educación con muy pocos fondos.
“Me estoy divorciando del Presidente pero me estoy casando con la gente” anunció Sandra Torres. Días después de este anuncio, Torres en conferencia de prensa, se refirió oficialmente a su divorcio y habló de una “separación real” para que no existiera impedimento alguno y que pudiera optar a la primera magistratura en un momento difícil para la institucionalidad guatemalteca, ante la inmoralidad cometida.
¡Quién sabe a cuánta gente le metió el puñal en la espalda Sandra Torres con esta obscena acción! ¡Es inaceptable tomarla como gobernante de Guatemala por dignidad nacional! Afortunadamente existe una alternativa. Cualquier cambio conlleva riesgos y esperanza. Debemos, como ciudadanos, tomar los riesgos con valor y auditar constantemente al próximo gobierno.
Definitivamente no conozco a Jimmy Morales ni al Dr. Jafeth Cabrera, el candidato vicepresidencial. Tampoco pertenezco a partido político alguno, pero se deben establecer antecedentes reales porque hay momentos en el proceso de las sociedades, el planeta y el Universo en que la energía acumulada genera una tensión excepcional e impone la necesidad de una transformación.

Ahora Guatemala debe dar un salto quántico, pero hacia adelante y, con Sandra Torres éste sería para atrás, retrasando muchos años la evolución de la patria que tanto ansiamos como ciudadanos y como población.

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