Juan Francisco Reyes López
jfrlguate@yahoo.com

Este domingo 25 de octubre tendremos el derecho de votar, de elegir a quien le entregaremos la responsabilidad de gobernar nuestra querida patria en los próximos 4 años.

Es innegable que a diferencia de elecciones presidenciables anteriores, los dos binomios que pasaron a este balotaje son ampliamente distintos, incluso, a pesar de la nutrida votación, la diferencia entre uno y otro binomio no fue tan determinante como en elecciones anteriores donde prácticamente la segunda vuelta fue una confirmación.

Aceptar que otros decidan con su opinión o con su voto por nosotros es improcedente y un error del cual seríamos, durante cuatro años, responsables.

Que existan personas que trabajan en medios de comunicación que se permitan decir por quién votar no es el ideal e implica que el periodista, articulista o columnista se convierte en activista.

El voto es secreto y no debe nadie considerar que está obligado porque le obsequiaron una lámina o una canasta de alimentos, sentir un compromiso de votar por determinado binomio. Distinto es el conversar, analizar en familia qué binomio nos parece más adecuado y aún esas pláticas no implican obligación o compromiso, por cuanto la democracia es el derecho individual de decidir, de opinar y por consiguiente de votar en conciencia.

Igual que muchos ciudadanos, sé y ejerceré mi derecho y mi responsabilidad de elegir; lo haré buscando el bien común, escogiendo y apoyando al binomio que estimo más adecuado. Ello me permitirá durante 4 años requerir que las decisiones que se tomen por ese binomio sean las mejores posibles.

Nuestro país se encuentra en un momento complicado y difícil, mayor razón por la cual nuestro voto debe de contar. El binomio presidencial que se elija deberá rodearse de los mejores colaboradores, sin importar que los mismos provengan de diferentes latitudes. Es la capacidad, la experiencia y la forma de ser de cada individuo la que será determinante para que se le elija como parte del gabinete, como parte del Ejecutivo. Adicionalmente, el binomio presidencial que asuma deberá buscar consensos, Guatemala se los requiere.

Nombrar a personas que desinteresadamente sean cajas de resonancia, consejeros, es positivo y deberá de efectuarse independiente de cuál de los dos binomios sea el que quede electo, se les deberá apoyar y contribuir porque antes del personalismo está el futuro de la sociedad donde se encuentra presente y representada nuestra familia.

Nuestro país tiene que superar los enormes índices de pobreza que también implican desnutrición, abusos en los precios de la Canasta Básica Alimenticia y la existencia de salarios injustos.

Los cuatro años del próximo gobierno deben de permitir que el país aumente la redistribución de la riqueza, que crezca el Producto Interno Bruto. Debemos de emular lo que se ha hecho adecuadamente en Ecuador, Bolivia, Chile, Argentina, Uruguay, Brasil y Colombia.

De nada nos sirve que los grupos de poder pregonen sus ideas si esto no se convierte en el beneficio generalizado de los chapines. El consumo interno debe desarrollarse a base de la mejora individual que permita el crecimiento de la clase media. Nuestro país tiene que actualizar la seguridad social e incluir dentro de ella el estímulo a la construcción de la vivienda popular, la salud y la educación técnica.
¡Guatemala es primero!

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