Hoy hace setenta y un años los guatemaltecos vivían una circunstancia muy especial porque después de muchos años de vivir bajo la bota de un tirano, empezaron a vivir una primavera democrática a partir de los movimientos cívicos que obligaron a la renuncia de Jorge Ubico Castañeda y mostraron que con unidad y participación de la ciudadanía se pudo dar, al fin, un giro a la política del país que apenas a principios de ese año nadie hubiera podido imaginar.

Muy parecido a lo que estamos viviendo ahora, cuando conmemoramos este nuevo aniversario del movimiento del 20 de Octubre de 1944 luego de haber empezado a vivir otra primavera de participación ciudadana que esta vez se dirigió contra un sistema alentador de la corrupción y la impunidad. La tiranía de la corrupción es posiblemente peor que la de un dictador tipo Ubico y dimos ya el paso que se dio a mediados de aquel año que cobra relieve en los anales de nuestra historia. Estamos hoy justamente como cuando se logró la renuncia de Ubico, sin llegar a modificar el sistema porque sus herederos, Ponce y compañía, se sintieron seguros y quisieron revivir las prácticas opresoras.

Igual que ahora. Renunciaron Pérez Molina y Baldetti, pero tanto el gobierno actual como los que serán electos el próximo domingo juegan justamente el papel de Ponce Vaides, es decir, trabajan para consolidar el sistema que el pueblo quiso erradicar. En 1944, como ahora, la euforia popular fue grande cuando se logró salir de Ubico y muchos consideraron que se había ya ganado la partida, que el país había logrado librarse del sistema político de la dictadura. Pero el Congreso ubiquista siguió y su sucesor fue un defensor del sistema, lo mismo que pasa ahora y que se consolidará en enero cuando tomen posesión los electos tras esta votación de segunda vuelta.

Si la Historia sirve para dejar lecciones, la nuestra está en que, como hace setenta y un años, dimos un primer paso importante y fundamental. Pero hoy en Guatemala estamos como el 19 de Octubre de 1944. Sin el 20 de Octubre nada hubiera cambiado, como aquí hoy nada ha cambiado en la práctica. La revolución no se logró derrocando a Ubico y dejando que el sistema se oxigenara y recompusiera bajo la conducción de Ponce y el congreso ubiquista.

Nos queda pendiente la asignatura final. Hoy estamos bajo la conducción del Congreso corrupto y un gobierno medias tintas, y ninguno de los dos candidatos cuestiona el sistema. Dimos el primer paso pero falta el segundo y definitivo, ¿Quién con una luz se pierde?

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