Juan Francisco Reyes López
jfrlguate@yahoo.com

El presidente Maldonado Aguirre y el vicepresidente Fuentes Soria, así como el Gabinete General, por primera vez en la historia democrática del país, no tienen mayores responsabilidades y antecedentes de omisiones o desaciertos que se hayan podido cometer en el Organismo Ejecutivo, por cuanto su mandato real y legal recién inicia a mediados del mes de septiembre de 2015 y concluye el 14 de enero de 2016.

Esto les permite a todos y cada uno de ellos efectuar una seria evaluación de los aciertos y desaciertos que se pudieron cometer en los tres años siete meses que presidió Otto Pérez y Roxana Baldetti, así como todos los ministros, viceministros, directores y funcionarios del Ejecutivo, del Instituto Guatemalteco de Seguridad Social, del Instituto Guatemalteco de Turismo, del Registro General de la Propiedad y de todas y cada una de las instituciones gubernamentales.

La obra que pueden realizar en cuanto a análisis y diagnóstico, es muy grande y debe ser imparcial, objetiva y precisa. Ese sería el principal fruto que la ciudadanía desea y el mayor aporte que pueden dar al Estado de Derecho y a un nuevo gobierno que no entraría como le ha acontecido a varios de los gobiernos del denominado período democrático.

Por ejemplo, en el gobierno de Alfonso Portillo y de mi persona, cuya transición e información no llegó a materializarse ni siquiera en un par de hojas de papel por parte del gobierno de Álvaro Arzú, intencionalmente Mariano Rayo no dejó registros, desapareció los discos duros de las computadoras y por supuesto se gastó hasta el último centavo del presupuesto de la Presidencia, incluso algunos dejaron comprado y no pagado enormes cantidades de combustible en la Policía Nacional, en el Instituto de Fomento Municipal y demás para que el nuevo gobierno quedara en un estado de tinieblas. Las partidas presupuestarias que se autorizaron para los actos de cambio de mando, muchas de ellas, fueron utilizadas en gastos que como se puede comprobar eran sumamente dudosos y se realizaron  durante el mes de diciembre cuando todavía no había sido electo un nuevo binomio. Los actos propiamente de traslado de mando fueron intencionalmente retrasados y saboteados en el Organismo Legislativo que presidía Leonel López Rodas, donde se demoraron por más de cinco horas para lograr que el acto de entrega de un binomio al otro se hiciera por la tarde y no en la mañana de ese día, evitando comprender que la comunidad internacional presente, que incluía a varios presidentes, era a la que se le estaba ofendiendo.

Gracias al contenido de la actual Ley Electoral y de Partidos Políticos, la transición que realizarán como presidente Alejandro Maldonado, como vicepresidente Alfonso Fuentes Soria y todos y cada uno de los ministros que se nombren, debe aprovechar desde el día 25 de octubre hasta el 14 de enero para hacer el más adecuado proceso de transición, lográndose así transparencia, eficiencia y una adecuada preparación que favorezca no solo al nuevo gobierno sino ante todo a la credibilidad y confianza que requiere y merece la ciudadanía guatemalteca.

Debe quedar documentado cómo se recibe y entrega ministerio por ministerio, entidades autónomas y cada una de las instituciones del Estado. Todo ello permitirá un mejor futuro y un transparente legado.

¡Guatemala es primero!

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