Martín Banús
marbanlahora@gmail.com

Pasó la primera vuelta, la primera farsa… Ahora, estamos a 13 días de la segunda, del «harakiri» final. ¡Eso sí! Todo ello realizado de forma muy «democrática y constitucional», justo al gusto y a la medida de las potencias e influencias que nos estimulan «amigablemente», con el «garrote y la zanahoria»…

Más allá de lo que es una extorsión oficial y legal contra el pueblo, como lo es el cobro de U$3.00 por cada voto que se registre, hemos señalado también que el proceso electoral de Guatemala es la cortina de humo con la que se hace creer a propios y extraños, que estamos en la lucha digna, soberana y «democrática, para salir de este verdadero y auténtico atolladero; pero cada vez son más los que se han percatado de que, esa es precisamente, la forma moderna de dominación, sin ocupación militar ni sanciones económicas especiales, con la que seguimos siendo el paisucho con la sempiterna cola machucada…

La mal llamada «fiesta cívica», es la quintaesencia de la estafa, de la burla con la que, ley en mano, podrán jodernos a lo grande por cuatro años más… Quizás sea fiesta para los políticos que no son «ni corruptos, ni ladrones», ¡pero no para el pueblo!

Se dice que el gobierno de los EE. UU. no quiere a Sandra Torres Casanova como Presidenta de Guatemala, y que el determinante respaldo de la «en-bajada» es para Jaimito Morales, más conocido como «Jimmy» Morales… O sea, se trata de una «fiesta-farsa» con fraude electoral, del cual podría dar fe Manuel Baldizón, quien no sólo cosechó lo que sembró, sino que además, cuando comenzó a señalar las irregularidades en actas y papeletas, que sin duda las hubo en la primera vuelta, con mucha diplomacia la «en-bajada» lo llamó al orden y lo mandó a fuera del país, para que se callara…

Por lo anterior, resulta fácil suponer que el virtual futuro Presidente del país es Jaimito Morales, aun y con toda la obra social que hizo doña Sandra, entre los más necesitados en el interior del país y durante el gobierno de su exesposo, el Ing. Álvaro Colom, obra ésta, que la mayor parte de la prensa nacional nunca quiso ver, ni reconocer, ni recordar…

A propósito de Jaimito Morales, ¿será que es nacionalizado guatemalteco pero nacido en EE. UU? ¿O será talvez que su segundo apellido es anglosajón: algo como Smith o Johnson, etc.? Nos surge la duda y también cierto escozor por la sola idea de que un presidente del país de habla española, con apellido Morales, lleve por nombre… «Jimmy» ¡Es algo más que raro! ¿No?

Nosotros, -hispanoparlantes a mucha honra-, sabemos que «Jimmy» es el diminutivo de «James», y por eso le llamamos, -en buen español-, y sin menoscabo del candidato, ¡Jaimito! Pero nos surge la pregunta inevitable: ¿Pretenderá el señor Morales que durante su gobierno le digamos Jaimito, pero además en inglés? En otra oportunidad escribiremos algo sobre esos pequeños-grandes detalles que denotan negación de la propia cultura…

También en relación con Jaimito, supimos a través de algunas personas que pertenecen a una muy activa organización católica, que el señor Embajador de los EE. UU., el señor Robinson, ha acordado con el virtual presidente Jaimito Morales, que una vez sea presidente del país, se abordarán las cuestiones necesarias y relativas a la «normalización» del derecho «gay» en Guatemala… Esto suponemos que es: matrimonios «gay», adopciones «gay», reconocimiento «gay», etc., es decir, todo un paquete de aberraciones a-Morales… ¡Ojalá y no sea sino una mala broma!

Tales cuestiones, -de ser ciertas-, seguramente serán «políticamente impuestas» por Mr(?). Robinson al más puro estilo imperial y en el que la conveniencia política, económica y ahora también moral del país, quedarían totalmente subyugadas, -de nuevo-, al capricho y al criterio extranjero y no al nacional. Preguntamos: ¿Hasta dónde estarán dispuestos los guatemaltecos a aceptar semejantes proyectos que atentan y pisotean nuestras tradiciones y principios?

Estamos a sólo trece días de otro desastre tetra-anual… Será un gobierno sin brújula, pues nuevamente ante la falta de un imprescindible «Proyecto de Nación», no cabe esperar del futuro gobierno sino la improvisación absoluta de un excómico, -que por cierto-, ni en broma brinda cifras o estadísticas sobre cómo dejará al país después de su predecible y desastrosa pseudogestión basada en chistes y verborrea «cantinflinesca»… ¡Ya lo verán! ¡Lujo de «Presi» el que tendremos! Igual que siempre, no harán sino «marufias» y se irán hartos de dinero, gracias al voto de los sinceros-equivocados de siempre…

Nada nos puede hacer más cómplices de este sempiterno desastre político, que continuar participando en él… ¡Es nuestra humilde opinión!

¡Piénselo! No vote y no se arrepentirá.

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