Lic. Douglas Abadía C.
douglas.abadia@gmail.com

Tras la tragedia sucedida en el Cambray II, ubicada en Santa Catarina Pinula, la cual deja un saldo dramático en pérdidas de vidas humanas, además de pérdidas materiales.

Las posibilidades de limitar, mitigar, reducir, prevenir o controlar el riesgo se fundamentan en la cabal identificación de los factores del riesgo y de sus características particulares, sus procesos de conformación o construcción, incluyendo los actores sociales involucrados en su concreción.

Los factores de riesgo se refieren a la existencia de condiciones físicas y sociales que contribuyen a la existencia de riesgo en la sociedad y que se diferencian entre sí.

Existen dos tipos de factores: Por un lado los eventos físicos potencialmente dañinos y por otro lado, la vulnerabilidad.

La existencia de estos factores está condicionada por la exposición de la sociedad a los eventos físicos potencialmente peligrosos, es decir la localización en áreas potencialmente afectables.

El segundo factor hace referencia a condiciones de «vulnerabilidad» de los seres humanos, sus medios de vida e infraestructura frente a los eventos físicos peligrosos, en la tragedia sucedida en el Cambray II, se pudo observar que la CONRED había realizado el estudio científico acerca de dicha comunidad, concluyendo la inhabitabilidad del área.

Lamentablemente, el papel de la prevención no funcionó, a nivel cultural no estamos acostumbrados a ejercer la prevención en todo sentido, por el contrario, somos una sociedad reactiva; es decir, hasta no recibir el impacto de un fenómeno, no reaccionamos.

La SE-CONRED tiene poco presupuesto para la magnitud de sus arduas tareas en todo el ciclo de la gestión de riesgo de desastres.

En una sociedad materialista, priva la ambición de generar riqueza aún a costillas de nuestro prójimo, la tragedia ocurrida es un ejemplo del rol desempeñado en los corredores de bienes y raíces, propietarios de terrenos, lotes, residentes de la comunidad el Cambray II, etc, el Concejo Municipal, entre otros actores, pues con tal de vender y/o ganar un porcentaje de comisión por un lado, y por el otro, con tal de comprar barato o heredar en zonas no habitables.

No cabe duda que no le hemos puesto atención a los fenómenos de la naturaleza, además de los riesgos provocados por nosotros los seres humanos.

Somos un país multiamenaza, y no hemos podido ni entender, mucho menos actuar para mitigar o reducir los riesgos tanto físicos como antrópicos, hoy nos toca perder a varios guatemaltecos y guatemaltecas a raíz de la nula planificación en ordenamiento territorial, en la selección de autoridades municipales, en la inversión en vivienda, además de otros elementos que no considero citar.

Hasta cuando seguiremos ocupando zonas de conocida peligrosidad, sin que los consumidores tengamos acceso a información sobre los niveles de peligro que tienen y donde los municipios conceden permisos de construcción sin el adecuado conocimiento del medio y sus limitaciones u oportunidades.

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