Fernando Mollinedo C.

Cada cuatro años se repite el fenómeno que se aprecia en las elecciones generales para alcaldes, diputados y presidente de la república: llegar al poder SIN QUE IMPORTE la condición educativa y cultural mínima para entender, comprender y resolver los problemas de Estado que conlleva tan alta responsabilidad.

Con el título del presente artículo, señalo las dos grandes cualidades que DEBEN poseer las personas que pretenden dirigir el gobierno central y posibles funcionarios administrativos de ministerios, secretarías y municipalidades, las cuales no se pueden comprar en el mercado o los “markets” de otros países.

Siento mucha pena y hasta un poco de vergüenza , cuando escucho o veo sus declaraciones en las entrevistas televisivas, radiales, digitales y otros medios de comunicación masiva; pareciera que es un concurso de habilidades cantinflescas o de saber quién es más o menos tonto que otro; en relación a los temas de fondo de la problemática estatal ofreciendo “soluciones imposibles”.

El hecho de haber pasado por la “U” pareciera que no les cuajó en nada, pues siguen hablando generalidades, ocurrencias, trivialidades, estupideces y hasta chistes que hacen pensar a la población: ¿Y ahora, con que mulada va a salir? Pues no son suficientes los doctorados “honoris causa” que se hayan otorgado o comprado, pues éstos no les han quitado lo ignorante; pero eso sí; según ellos, les da el derecho a ser presumidos, patanes y sentirse de manera diferente al estrato social y económico de donde provienen.

Hay quienes poseen experiencia real de la vida nacional, pero desconocen la problemática social por no estar inmersos en ella, ahora bien, el aspecto educativo que es de suyo importantísimo lo deberían de manifestar a la población, a quienes sólo acuden cada cuatro años para pedirles su voto y ofrecerles puras “pajas”.

Por distintas y reiteradas referencias se sabe de candidatos “profesionales” que en su vida diaria se conducen como capataces de finca, vocabulario soez y gritos destemplados, con los cuales pretenden reiterar de manera práctica el “poder” del que están investidos para mandar u ordenar.

A través de los años se sucedieron manifestaciones de esta naturaleza en el Congreso, casa presidencial, municipalidades y gobernaciones departamentales; ustedes amables lectores, si refrescan su memoria histórica, sabrán a quienes me refiero. He allí la importancia de la educación y cultura de los candidatos para gobernar bien, es decir, para aplicar su raciocinio y no ser un simple peón de sus financistas: (oligarquía, narcoamigos u órdenes del imperio).

Está llegando a su fin la época de ejercer el poder “cueste lo que cueste” y tener la oportunidad de huevear a diestra y siniestra todo el dinero destinado a paliar la grave situación económica gubernamental que dejó la gavilla de ladrones con supuestos valores de “lealtad, honor, ciencia, disciplina y no sé cuántas otras pendejadas más.”

Para ejemplo, un vicepresidenciable dijo: “La culpa de la corrupción es de España, sí otro país nos hubiera conquistado, sería distinto” SÓLO PODEMOS JUZGAR LO QUE PASÓ Y LO QUE NO PASÓ… ¿CÓMO SE JUZGARÍA?

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