Gladys Monterroso
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“La libertad es un lujo que no todos pueden permitirse” Otto von Bismarck

Pareciera el nombre de una novela de terror, o en su caso, que estuviéramos con dos siglos de atraso, pero es una realidad, y es guatemalteca, las cifras son alarmantes pero tristemente reflejan la situación guatemalteca, un alto porcentaje de nuestras niñas no tiene niñez, mientras algunas juegan con muñecas, o sueñan con su primer novio o pretendiente, otras no tienen derecho a esas vivencias, ¿Por qué? Se preguntarán ellas, y seguramente no encuentren respuestas, y las que no hacen preguntas, es porque desconocen que existe otro mundo que no es el inframundo en el que ha tocado vivir.

Según un reportaje, se realizó el estudio, y se determinó una situación que nos ubica, dentro de los países más violentos, tanto psicológicamente como físicamente para las niñas que tienen derecho a jugar, y a vivir como tales, ya que históricamente se ha desvalorizado la época de la niñez, y se ha secuestrado la misma, por múltiples motivos, un imperativo es la falta de planificación familiar, en las familias con menos recursos, por varias razones: falta de educación, excesivo machismo, creencia que los hombres se quedarán por un hijo con una mujer, un mensaje mal enviado, o mal recibido por la iglesia, especialmente la católica, entre otros, pero probablemente el peor, es la visión que se tiene de los niños como mercancía, si, tristemente así son considerados, en un alto porcentaje.

Otro motivo desgarrador, es considerar a los niños y niñas como mercadería, para ser vendida, o utilizada con los más aviesos motivos, por ejemplo, no podemos negar las grandes redes de prostitución infantil que operan en el país, y nos avergonzaríamos más aún, al saber cuántos ombres (sin H) tienen como fetiche, el tener relaciones con niños/as, el dinero, sabemos que compra cualquier cosa, y para desgracia de nuestra sufrida niñez, esta se encuentra en venta, existen padres o madres, que venden a sus hijos, sin importar sus lágrimas de dolor, al ser desvirgados por infames, de los que sin usted saberlo, puede conocer a más de uno, ya que los excesos sexuales son más comunes de lo que creemos.

En el mismo contexto, es doloroso que en lo que va del año, se hayan denunciado 64 casos de niñas entre 10 y 11 años que esperan un hijo, pero lo más desgarrador, y que no es producto específicamente de haber sido violadas o vendidas, se suma a los elementos antes mencionados, uno que choca con el pensamiento de avanzada que en todos los demás aspectos vivimos, y se trata específicamente de una “tradición” de Campur, Cobán Alta Verapaz, lugar en el que según el informe las niñas se enfrentan a la llamada “Norma tradicional propia” que establece que se deben establecer matrimonios y embarazos a corta edad.

Por lo tanto nos enfrentamos a la pérdida de la niñez temprana de las niñas por diversas circunstancias, sin embargo el fondo siempre es el mismo: arrebato de la misma por padres o encargados, y la tradición, la que es en menor porcentaje, pero una tradición funesta, ya que la niña desde su nacimiento es un ser humano que tiene todo el derecho a vivir, y vivir significa dignidad, crecimiento intelectual, emocional y físico de una forma eminentemente sana.

Magnifica el problema el hecho de que el Estado y la Iglesia, parecen invisibles en la tragedia que significa ser niña en el país, ya que según las estadísticas, el número de niñas que viven embarazos precoces, va en aumento, mientras la edad en la que principian su vida reproductiva disminuye, lo anterior, molesta aún más, cuando sumamos a esa cruda realidad, los casos de corrupción denunciados, e increíblemente ratificados en la audiencia del lunes, que asombró a los propios fiscales, no identifico crimen más grande que robarle a una niña su ingenuidad, solamente uno, apropiarse del dinero que serviría para que esta realidad cambie.

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