Marco Tulio Trejo Paiz
No deja de ser relativo lo expresado en el título respecto del dinero, sobre todo cuando se adquiere pecaminosamente y en exceso.
Eso nos lo está diciendo el caso de los alagartados corruptos de la SAT y del IGSS.
Por estar amillonándose deshonestamente, también algunos funcionarios públicos de alta jerarquía estaba quedando en las sombras del misterio, el que se tornó escandaloso robo en lo nacional y en lo internacional contra el erario que de por sí andaba como en muletas de cojo…
Gracias a las exitosas investigaciones conjuntamente realizadas por la CICIG y el Ministerio Público, fue puesto al desnudo, de cuerpo entero, el gran “affaire”…
Las millonadas hurtadas al gobierno, que es el administrador del patrimonio del escolimado papá Estado, estaban propiciando la vidorra de los corruptos.
Se ha dicho que el principal burócrata de la SAT reunía a los niños de su barrio los fines de semana para agasajarlos con helados, golosinas y “pistillo”; asimismo, solía empinar el codo con sus amigotes e invitarlos a francachelas en restaurantes popof… Buena vida, ¿no?
El dinero bien habido, por lo general es bien empleado, pero el dinero mal habido, de fácil enriquecimiento, por lo regular es derrochado a manos llenas en diferentes formas…, de suerte que no deja de ser bien relativo el dinero.
La gente que honra a la ética con lo monetario sufraga sus gastos personales y hogareños para hacerse de los satisfactores indispensables; estrictamente indispensables, recalco. Y es que tiene derecho a llevar una existencia normal que no admite censura alguna.
El hombre y la mujer que obtienen el metal económico discordante tienen pleno derecho a disfrutar una vida placentera, no necesariamente suntuaria, sino decente, incluso atinente a la moda común y corriente.
Es pertinente, pues, hacer hincapié en que poderoso caballero es don dinero, pero pensemos en el dinero que se obtiene mediante el esfuerzo en el trabajo que se realiza al margen de la podredumbre moral, o sea de la corrupción.
Juan Pueblo exige que no cometamos garfadas en lo ajeno.