Grecia Aguilera

El día martes 18 de agosto de 2015, la Fundación Esquipulas dentro de su VI Foro Regional, invitó al ex-presidente y actual Senador de Uruguay José (Pepe) Mujica para que expusiera su excelente disertación “Imperativos morales del ser humano ante la política y la economía en la globalización”. Ese mismo día en horas de la tarde, presentó su libro “José Mujica, en sus propias palabras”. En este volumen, el Secretario General de la Unión de Naciones Suramericanas Ernesto Samper manifiesta: “La gente quiere a Mujica porque le cree y le cree porque él les habla con el corazón en la mano. Su prédica no es, por supuesto, la del conformismo. A sus ochenta años Mujica sigue rebelándose contra la injusticia en el mundo, la desigualdad social y el sometimiento inhumano que nos impone la globalización.” El libro contiene cuatro magníficos discursos de José Mujica, siendo el primero el que dictó en la Cumbre de Río de Janeiro en el año 2012. El segundo es el que pronunció en la Ciudad de Nueva York, en la 68 Asamblea General de las Naciones Unidas en el año 2013. Aquí manifiesta: “La tolerancia se precisa para con aquellos que son distintos y con los que tenemos diferencias y discrepamos. No se precisa la tolerancia para los que estamos de acuerdo. La tolerancia es el fundamento de poder convivir en paz y entendiendo que, en el mundo, somos diferentes.” El tercer discurso es el que dictó en la Cumbre de Jefas y Jefes de Estado de UNASUR, en Guayaquil 2014. Dentro de su alocución destacan las siguientes palabras: “No hay que dividir el mundo en hombres, mujeres, negros, amarillos, no. Hay que dividirlo en dos sectores: los que se comprometen y los que no se comprometen, y comprometerse es abrazarse a una causa.” Y agrega: “Los latinoamericanos tenemos que ser, por haber llegado tarde y de atrás, un reservorio de lo mejor de la civilización humana, un continente de paz, de justicia, un continente de solidaridad, un continente donde sea hermoso nacer y morir, un continente que le dice sí a la justicia, un continente sin odios, un continente sin venganza, un continente que dignifique la existencia del hombre arriba de la Tierra, como animal que cuida lo portentoso de la creación que ha significado este barco de vida que es el planeta”. El cuarto discurso que figura en el libro de José Mujica, es el que pronunció en la III Cumbre de CELAC en Costa Rica 2015, y lo culmina diciendo: “No hay ningún triunfo a la vuelta de la esquina, no hay ningún triunfo fácil. Nadie nos va a regalar la prosperidad. La prosperidad hay que ganarla y la libertad hay que pelearla permanentemente, porque es una lucha por una reconquista de carácter permanente. Pero vale la pena comprometer la vida en ese esfuerzo y sobre todo intentar dejar gente que nos supere con ventaja. En realidad, los mejores dirigentes son aquellos que, cuando se van, dejan un conjunto de gente que los supera ampliamente. Esta lucha es colectiva y es de generaciones.” José Alberto Mujica Cordano, nació en el barrio Paso de la Arena en Montevideo, Uruguay, el 20 de mayo de 1935. Está casado con Lucía Topolanski con quien vive modestamente en un área rural de la capital uruguaya llamada Rincón del Cerro. Cuando fue Presidente (2010-2015) se distinguió por donar parte de su salario a entidades que se dedican al servicio social, y argumentó que “tengo una forma de vida que no cambio sólo por ser Presidente, gano más de lo que necesito. Para mí esto no es un sacrificio, es un deber.” Para Mujica lo más importante es la educación porque “Un pueblo educado tiene las mejores opciones en la vida y es muy difícil que lo engañen los corruptos y mentirosos.” Cuando lo calificaron como el presidente pobre por vivir de manera austera dijo: “Pobres no son los que tienen poco. Son los que quieren mucho.”

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