Roberto Arias
Uno de los elementos que ha mantenido mi amistad con el maestro Vicente Ferrer es mi vocación por la música. Nos conocimos con Chente, como le decimos coloquialmente sus amigos, en el Conservatorio Nacional de Música y Artes Escénicas hace tantos años, que el arcoíris todavía salía en blanco y negro, como diría otro estimado amigo. Chente en esa época estudiaba música (Solfeo; Armonía; Dictado; Historia de la Música; Piano; Órgano, Artes Escénicas, etcétera). Ser pianista con la altísima calidad de Chente requiere muchos años de estudio.
Chente Ferrer fue becado por el Departamento de Estado en varias universidades en los Estados Unidos para Observación de la Metodología de Enseñanza Musical; entre ellas San Ignacio de Loyola, en Luisiana; Chapelhill, en Carolina del Norte; Howard, en Washington D.C.; Harvard, en Massachusetts, Julliard School of Music, en Nueva York.
La música clásica, a la cual he sido aficionado desde niño, nos ha unido en largas conversaciones sobre los diferentes autores de esa música y, de esa manera he aprendido mucho de Chente, cuyos temas hace sumamente agradables por su conocimiento amplísimo de la vida de esos músicos que han sido coadyuvantes para divertir a la sociedad y a cambiar las modas y la cultura mundial a través del tiempo.
La música, ahora llamada clásica, fue música popular en su época y por eso hay mazurcas; minuetos; valses; polonesas; etc. Lo que el ser humano ha buscado desde siempre es el ritmo… para poder bailar y, los genios de la música eso es lo que le han ofrecido a la humanidad desde siempre. Con que el distinguido lector aprenda a tocar guitarra, se volverá popular y lo invitarán constantemente a reuniones y fiestas. Por muy serios que seamos, todos buscamos diversión, música y canto, porque la música es una exposición de la cultura en que se compone un testimonio cultural imborrable.
El maestro Vicente Ferrer ha corrido mundo artístico, incluso tocó con el genial y famosísimo trompetista negro Louis Armstrong; con el también famosísimo baterista Gene Kruppa, a quien aún lo consideran como el mejor baterista del mundo. Estuvo con Roberto Sasián, el inventor de la Técnica Sasián que utilizó el famoso Juan Torres grabando Órgano con Mariachi, hace unos treinta años.
Chente grabó ocho Long Playings, siete de ellos para la C.B.S. Internacional, actualmente Sony Music y, fuimos amigos, los dos, con el famoso pianista “Pibe” Hines.
Coincidentemente, en el mes de julio vi a Chente tocando un piano precioso en el Centro Comercial “Arkadia”, frente a “Pradera” y me alegré tantísimo por la multiplicidad de personas que se arremolinaban a su alrededor para escucharlo. Pensé: “El guatemalteco aún conserva su excelente gusto musical.”
En un descanso saludé a Chente. Tenía como un año y medio de no verlo. Me asusté cuando me contó que ha tenido más de 5 mil alumnos privados desde 1959 a la fecha. A pesar de su negativa, le proporciono a usted, lector amigo, el teléfono celular del maestro Ferrer, por si le interesa estudiar música: 5460-4546.