Marco Tulio Trejo Paiz

Ya se ha dicho que los corruptos funcionarios públicos de altos vuelos y los corruptores abundan, pero el iceberg únicamente va asomando la punta, no así el resto del corpanchón…

Han caído en las garfas policiales algunos “honorables” mafiosos acusados de haber cometido grandes fraudes aduanales, y otros, también, por haberse apropiado de multimillonarios fondos en el Instituto Guatemalteco de Seguridad Social, por lo que se ha afectado seriamente la obra social.

Tanto el Ministerio Público como la Comisión Internacional contra la Impunidad en Guatemala han hecho investigaciones exitosas, y se espera que siga sin cesar la importante jornada para realizar a profundidad la plausible labor que está mereciendo el beneplácito de los buenos guatemaltecos deseosos de que, ¡al fin!, se esté capturando y encarcelando a los individuos que tanto han perjudicado al Estado y a una institución autónoma que fue creada, dentro del Estado, para atenuar, siquiera, las pesadillas de miles de guatemaltecos que trabajan de sol a sol para ganar el sustento diario…

Nadie ignora que el trabajo conjunto, coordinado, del MP y la CICIG, es arduo pero beneficioso para el pueblo. Están en plena actividad tratando que el carro burocrático camine normalmente y que los sinvergüenzas de siete suelas que adoran a su dios chiquito –el “pisto”–, vayan a vegetar a las mazmorras.

Con las millonadas embolsadas, la obra estatal valdría para posibilitar que una administración sana, eficaz, lograra grandes realizaciones positivas para bien de la patria y del pueblo.

Actualmente hay buena oportunidad de hacer efectivo un cambio, si no total, al menos propicio para ir saliendo de la asaz crítica situación en que se encuentra nuestra patria que arrastra todo un sobornal de problemas que vienen deteniéndola en la senda del progreso que podría ser sustancial en todo lo posible.

Ahora es cuando debemos mantenernos unidos emprendiendo o continuando con decisión absoluta y amor a nuestro anarquizado país, labrando una vida mejor.

El amigo Juan Pueblo está contento, pero no deja de ser pesimista frente al futuro…

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