Pedro Pablo Marroquín Pérez
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Previo a la elección del 6S, la presión social logró en Guatemala que las caras más visibles de un Estado y un sistema colapsado, renunciaran a sus cargos y enfrentaran la justicia y con ello me estoy refiriendo a Otto Pérez Molina y Roxana Baldetti.
Luego de la elección, se logró dejar fuera de la contienda a Manuel Baldizón quien era la cara más visible del sistema político y quien representaba de forma más obvia los más grandes y evidentes vicios del sistema, pero que al igual que Pérez y Baldetti, no eran ni son el sistema en sí. Los tres mencionados son tan solo las caras más visibles, por hoy, del sistema tal y como en su momento lo fue Alfonso Portillo y su existir sirve para ejemplificarnos las consecuencias del sistema.
Por ello es que considero sumamente importante entender que con quitar las caras, no hemos logrado absolutamente nada y para que no haya pierde comparemos esta situación con la captura de un gran capo del narcotráfico. La captura y hasta la extradición de un cabecilla no supone el fin del negocio, sino simplemente supone el fin de esa persona en particular, pues rápidamente alguien llega a llenar ese vacío de poder y a seguir gozando de los privilegios que otorgan para algunos los vicios sistémicos como la impunidad, la corrupción, la debilidad de las instituciones y la indiferencia social.
Y cuando uno ve los resultados de la elección, cuando uno ve cómo quedó la carrera presidencial, cuando se analiza quiénes y por qué partidos llegaron al Congreso nuestros diputados (2016-2020) y cuando estudia qué alcaldes se eligieron, las conclusiones no son tan claras y los mensajes enviados son terriblemente confusos.
Baldizón era, como Pérez y Baldetti, de las caras más visibles pero definitivamente no los únicos. En mi artículo pasado comentaba que al final del día el Congreso es la llave para todo el futuro del país (como en el pasado han sido los guardianes del sistema) y ese legislativo, tras el ejercicio del voto y la expresión inequívoca de la voluntad del pueblo, quedó conformado en su mayoría por LIDER, UNE, PP y TODOS. ¿Entonces?
La elección presidencial que se avecina será solo para determinar si queremos ser asaltados por una cara desconocida o por una cara y un clan que ya sabemos cómo, en compañía de quien y con que excusa nos roba. Yo no creo que alguien haya tenido dudas, pero por si hubiere, basta ver el tibio comportamiento de los candidatos con las cosas torales del sistema, en especial, con el de los financistas ya que ninguno se anima a revelarlos, alegando que vivimos un país muy inseguro. Lo mismo que han dicho todos.
De tal manera que mi punto es que debemos entender que lo de hasta ahora, aunque parezcan pasos gigantes, son un inicio pero aún son muy tímidos para lograr que en Guatemala los negocios no solo cambien de manos. Como decía el diario El País de España el martes, el reto es que nos reinventemos para parecer una democracia en la que todos tengan oportunidades.
Los días futuros nos podrán ilustrar si los chapines queremos cambios profundos y nos moveremos en masa para lograrlos o si solo nos conformamos con llamar democracia al hecho de escoger, por medio del voto, si quienes nos asaltan son chorreados que roban y todo lo hacen de forma burda, o si preferimos ladrones de cuello blanco que nos roban con fideicomisos sin dejar rastro alguno.
Esto debe ir más allá de las caras más visibles.