Oscar Clemente Marroquín
ocmarroq@lahora.com.gt

Hace ocho días escribí citando una declaración del licenciado Oscar Bolaños Parada, expresidente del Tribunal Supremo Electoral, en el sentido de que en Guatemala no ha cambiado nada y eso que cuando el profesional del derecho hizo tal afirmación no se conocía el resultado electoral que ha consolidado y, lo peor de todo, legitimado al futuro Congreso que funcionará como parapeto del sistema a efecto de resistir los embates de la sociedad para producir un cambio que ponga fin a la pistocracia y al secuestro de la voluntad popular que hacen los financistas de los partidos políticos.

La derrota de Baldizón hizo que en sectores urbanos surgiera una ola de satisfacción que hizo cantar victoria, siendo muchos los que afirmaron que con el voto se había derrotado la corrupción y rescatado la democracia. Hasta se dijo que gracias al poder del voto, Guatemala ya no era la misma. Viendo hoy la conformación del futuro Congreso, a donde volverán la mayor parte de los diputados porque fueron reelectos y asumirán otros que, como ellos, tuvieron que comprar su candidatura y tendrán que reponer su inversión, no puedo compartir esa euforia ciudadana y, por el contrario, me preocupa la forma en que hemos legitimado el sistema.

Ya veremos en esta segunda vuelta si seguimos o no en medio de la pistocracia, puesto que tanto Morales como Torres harán uso de millonarios recursos en lo que falta para la segunda vuelta y esos dineros saldrán, por supuesto, de las mismas fuentes que tanto criticamos en el pasado. De traficantes de influencias que en campaña se aseguran contratos de obra o de suministro para el Estado mediante una apuesta que ahora se vuelve relativamente más fácil, porque para que sea ganadora basta con dar dinero a los dos candidatos.

En todo caso, tenemos que recapacitar para darnos cuenta que en el 2016 tendremos un Congreso que no tendrá diferencias importantes respecto al actual. Dominado por bancadas de los partidos que han sido parte de las jugarretas contra la población, no podemos ilusionarnos con respecto a que vayan a cambiar por propia iniciativa y sin que exista una fuerte presión popular que será más difícil de mantener luego de la forma en que los guatemaltecos votaron. Se decía que quien no votara no tendría boca con qué hablar en el futuro, pero a ver si no se voltea la tortilla y resulta que son precisamente los que se amarraron con el voto, legitimando al sistema, los que menos argumentos tendrán. Yo vengo repitiendo desde hace más de ocho años que el sistema es el que no funciona y por eso no voto, como protesta contra un sistema perverso y corrupto diseñado para que siempre queden los mismos en el control del país y el resultado de esta elección me confirma tal tesis y me da argumentos para seguir criticando un modelo político que he denunciado como corrupto, inútil y perverso.

Maldonado no podrá empujar reformas a la Ley de Partidos Políticos ni un Presupuesto General de la Nación de interés nacional porque Lider, UNE, PP y TODOS tienen el control. Pero esos mismos partidos lo tendrán en el futuro y el resultado seguirá siendo nefasto para el país.

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