Javier Estrada Tobar
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La que me interesa no es la Independencia que se limita a recordar el viejo pergamino que nos separó de España. Constantemente miro al centro del pabellón y pienso en ese documento, y en los intereses que llevaron a un grupo de «guatemaltecos» a promover la separación del Reino; simplemente no me puedo imaginar que hubiese mucho amor de los próceres hacia esta tierra. Lo que sí puedo creer es que tenían un gran interés de evitar el pago de impuestos de forma legal a la Corona.
La independencia que de verdad me importa es la que los ciudadanos de la Guatemala actual necesitamos para tomar decisiones soberanas sobre la configuración de nuestro Estado, la seguridad nacional y la justicia, el desarrollo económico, la política exterior y el cuidado del medio ambiente.
Esa independencia no se consigue cantando el himno todos los lunes, izando la bandera o colocando a los símbolos patrios sobre altares. Esa se consigue con el esfuerzo de ciudadanos responsables y conscientes que aportan a la sociedad para cambiar el sistema político hacia uno que permita la elección de autoridades que representen a una verdadera democracia, y no a mercaderes de la política dependientes de sus financistas.
El nacionalismo que depende de llevar la camisola de la selección nacional para ir al estadio, de pensarnos superiores a otros países o de preferir los productos nacionales no nos garantiza una mejor sociedad. Lo que sí podría ser útil es la comprensión de un concepto de nación incluyente, en el que tenemos que convivir personas con diferentes ideas, colores de piel, idiomas, credos y culturas, pero con la claridad de que todos valemos lo mismo.
Lo importante es entender que todos somos parte de una sola «Nación», y que el Estado nos debe garantizar derechos y responsabilidades por igual; es comprender que somos un conjunto, y que como equipo, el bienestar colectivo debe ser uno de los principales objetivos de la sociedad.
No me gusta el patriotismo que tiene que ver con desfiles y mucho menos el que tiene que ver con partidos políticos. El patriotismo implica defender a la patria, es decir, cuidar la tierra en que vivimos y que será el legado para las futuras generaciones, y por ende, cuidar a los que en el futuro próximo van a tomar las riendas del país.
Defender a los campesinos en las áreas fronterizas, especialmente a los que sufren el acoso constante de los soldados beliceños, eso sería un acto de verdadera defensa de la patria; también sería patriótico que las autoridades actuaran coherentemente para responder a las necesidades de los guatemaltecos por encima de los intereses de empresas y poderes externos, que influyen en la toma de decisiones mucho más que la mayoría de guatemaltecos.
No estoy en contra de las expresiones tradicionales del 15 de Septiembre, porque incluso pienso que pueden ser positivas para crear identidad, pero tenemos que tener claro que Guatemala exige mucho más de nosotros para construir una verdadera independencia.
Creo que en los últimos meses ya hemos dado algunos pasos hacia ese objetivo, pero el camino por recorrer aún es muy largo. ¿Estamos dispuestos a seguir en este rumbo?