Francisco Cáceres Barrios
Fracaceres@lahora.com.gt
Teniendo en mente la tradicional forma de elegir presidentes en nuestro país creí que la multimillonaria campaña electoral de ocho años de dos partidos políticos que habían comprado votos, acarreado, coaccionado gente y violado leyes podrían ser los ganadores de la contienda del pasado domingo 6 de septiembre. Pero las manifestaciones que culminaron con una merecida y justa salida del gobierno, así como llevar a la cárcel al Presidente y su Vicepresidenta, produjo en la ciudadanía el cambio radical en la manera de pensar de nuestra ciudadanía y, teniendo en mente aquel lema tradicional del “sí se puede”, decidió dar su voto mayoritario a Jimmy Morales, comediante que sin mucha experiencia política hizo valer su lema de campaña: “ni corrupto ni ladrón”.
El cambio no pudo haber sido mejor, pues hasta el mismo día de las elecciones algunos candidatos perdedores demostraron un olímpico desprecio a las normas electorales, faltando a la ética, valores y principios que indudablemente nunca les fueron inculcados. Algo mejor resultó poder apreciar que la población por fin había dejado de lado la mala costumbre de la indiferencia, actuando, participando e interviniendo positivamente en la vida nacional, olvidándose del comodón descanso y esparcimiento dominical para ir a ejercer su derecho al voto.
El buen resultado electoral que ahora nos permite disfrutar a una considerable mayoría, también se debió a la ejemplar respuesta del Tribunal Supremo Electoral, respaldado por una cívica y valiosa contribución de miles de ciudadanos quienes, sacrificando su domingo, sirvieron puntual y eficazmente a sus comunidades. En pocas palabras, la respuesta ciudadana merece nuestro reconocimiento y sinceras felicitaciones, pues en casi toda la República se pudo respirar un ambiente de paz, aunque como de costumbre no faltaron aquellos que quisieron tomar la justicia en sus manos y hasta imponer por la fuerza su voluntad.
Como si se tratara de una vuelta ciclística al país, hasta el momento solo hemos pasado y hasta ganado la primera etapa, faltando otras que muy bien pudieran desarrollarse en terrenos todavía más dificultosos y para ello, debemos tomar la experiencia adquirida durante la caída del corrupto gobierno anterior, no cediendo ni un ápice de terreno a los competidores que están aferrados a no dejar el mundo de prebendas y privilegios que venían disfrutando, lo que por casi medio siglo los ha llevado a emplear las mentiras, las falsedades y las manipulaciones constantes como consigna hasta lograr sojuzgar a todo un pueblo carente hasta de los más elementales servicios públicos. Por ello es que insisto en decir que no debemos quitar el dedo del renglón, hasta que paulatinamente vayamos eliminando cuánto obstáculo nos vayan colocado arteramente tantos politiqueros tradicionales para no vivir en democracia.