Pedro Pablo Marroquín Pérez
pmarroquin@lahora.com.gt

Como bien dijo el editorial de La Hora de ayer, el pueblo habló fuerte y claro y acudió a las urnas a elegir a sus autoridades bajo las mismas reglas que han venido sirviendo para consolidar nuestro sistema político. Con la masiva participación del domingo, podemos decir que el sistema se consolidó y, sino, al menos tuvo un gran oxígeno.

Sin contar a Jimmy Morales que entró a la arena electoral como un hombre que no era parte de esa forma de hacer política, aunque tampoco la cuestionaba, podemos decir que los actores del sistema, aquellos que mejor nos evidencian cómo es que han funcionado las cosas, tuvieron su aliento y respaldo en las urnas y para muestra tres botones: la elección presidencial (Torres, Baldizón, Giamattei, Zury y hasta el PP tuvieron su buena cuota), la conformación del nuevo Congreso y la nueva elección de Arzú en la capital.

Lo anterior demuestra que a pesar de las evidencias, la gente aún cree en el sistema y aún cree que un nuevo Congreso (electo en las mismas condiciones que los diputados actuales y cuyas bancadas mayoritarias son de Lider y UNE) podrá hacer lo que no hizo éste ni los pasados; demuestra también que al menos 269 mil 161 chapines creen que “mientras dejen alguito”, los oscuros y poco transparentes manejos de TU MUNI no son tan graves porque se hacen de forma sofisticada y empresarial.

Mucha gente está anonadada de la participación en las elecciones, pero como dije en días pasados, la lucha más importante no ha iniciado porque al día de hoy siguen las mismas reglas para el financiamiento político, el sistema de compras está intacto, la rendición de cuentas aún es inexistente, la reelección sigue siendo una realidad, los fideicomisos continúan siendo ideales para tapar la corrupción, los puestos del Estado y los pactos colectivos se usan de manera perversa, las cortes se siguen eligiendo igual y los congresistas mantienen todos los incentivos para no cambiar el sistema, incluido el listado geográfico de obras.

Ahora veremos si la preocupación que reinaba 24 horas antes de la elección era únicamente gracias al sentimiento de rechazo que generaba Manuel Baldizón o si en realidad el guatemalteco está interesado en cambiar las reglas del juego para que la ley se aplique por igual, sin importar si quien comete los hueveos lo hace de forma burda o de forma empresarial y discreta.

A mi forma de ver, una de las muestras de que el sistema se consolida es que Sandra Torres está en segunda vuelta porque no cometió los mismos errores de Baldizón y porque supo vestirse de primera comunión sabiendo guardar silencio ante situaciones comprometedoras apelando a que a la gente, al final del día, todo se le termina olvidando. Su apuesta fue acertada.

El sistema y el electorado es tan benévolo, que a pesar de que ella dijo que no gobernó a Colom y al país, ahora dice que ella debe ser y será la próxima presidenta porque tiene el conocimiento, la experiencia y el equipo (el mismo que Colom) para dirigir Guatemala.

Quedará por verse si Jimmy Morales termina siendo tragado por el sistema o si por el contrario termina siendo ese intruso en el mismo que sin fuerza en el Congreso, se apoya en la gente para forzar a que el Legislativo haga los cambios que el sistema necesita.

El sistema hoy sigue vivo y coleando y solo queda esperar y ver si ese cambio de modelo del que tanto se habló antes de la elección, era pura cantaleta o genuina preocupación.

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