Grecia Aguilera

«Salve amada Patria, dulce Guatemala, salve delicia de mi vida, fuente y origen mío.» Son los primeros versos de la consagrada salutación que escribiera originalmente en Latín el sacerdote jesuita Rafael Landívar: «Salve cara Parens, dulcis Guatemala, salve delitium vitae, fons et origo meo», el poema completo fue publicado en 1767 cuando Landívar se encontraba exilado en la Ciudad de Bolonia, Italia. Sean así estos versos que el poeta escribió con la aflicción y tristeza de vivir lejos de su patria, inspiración para que la ciudadanía guatemalteca no permita más que continúen los actos de corrupción y saqueo de las Arcas Nacionales por redes de delincuencia estatal o privada, y a todo nivel, que han frenado y hasta detenido el progreso y la prosperidad de Guatemala. Para el Profeta Daniel, Dios es el único «que hace alternar los tiempos y las circunstancias; quita reyes, y pone reyes; da la sabiduría a los sabios, y la ciencia a los entendidos. Él revela lo profundo y lo oculto; conoce lo que está en tinieblas, y con Él mora la luz.» Por ello el jueves 3 de septiembre de 2015 triunfó la voluntad popular de los guatemaltecos. Y la ‘República’, que es la «forma de gobierno en que el pueblo tiene la soberanía y facultad para el ejercicio del poder, representado por un presidente honesto, y bajo las leyes de una Constitución que no son solamente de papel», ahora de nuevo comienza a nutrir e iluminar a sus habitantes, como lo definió en 1848, el pintor francés Honoré Daumier, en su cuadro titulado «La República alimenta a sus hijos y los instruye». Por ello el Congreso de la República juramentó a Alejandro Baltazar Maldonado Aguirre como Cuadragésimo Noveno Presidente Constitucional de la República de Guatemala para el período del 3 de septiembre de 2015 al 14 de enero de 2016. En un generoso gesto al estilo del expresidente de Uruguay, José Mujica, quien se distinguió siempre por su nobleza y sencillez, Maldonado Aguirre expresó que sus gastos de representación serían donados a un asilo de ancianos y comunicó que su residencia será la Casa Presidencial. Don Alejandro fue Ministro de Educación en 1970; Embajador ante la ONU en Nueva York de 1974 a 1976 y Ministro de Relaciones Exteriores en 1995, entre otros importantes cargos públicos que ha desempeñado. En una parte de su discurso ante el Congreso de la República manifestó: «Nuestro pueblo ha sido protagonista de grandes momentos de cambio y conmoción de las instituciones, movilizado por su disgusto con esquemas descompuestos que lastimaron la sensibilidad pública… Esta realidad impone con apremio que se hagan las correcciones inmediatas que parten necesariamente y siempre de un alto contenido moral que no está marcado en los códigos sino en la conducta de los individuos. Es necesario entender con la vehemencia de lo urgente que en lo que resta de este año histórico, haya respuesta positiva a una clamorosa demanda de presencia y participación. El nuevo gobierno debe surgir de la necesidad de inspirar confianza y convocatoria ciudadana, abriendo lugares para el servicio público a gentes maduras y de experiencia, así como a jóvenes profesionales y activistas sociales… Reitero que esta generación, que se alzó con los símbolos de la paz en la mano; no puede ni debe estancarse en las rutinas, ni acomodarse a sistemas que, sin vigilancia ni cautela, pueden recaer en el proceso de su descomposición. A estas mujeres y hombres que han volcado su energía para denunciar y reclamar, es también un desafío que trasladen esa vitalidad cívica al servicio público; siquiera sea para dejar constancia de que la ética es coherente con la función de gobernar unos cuantos meses; pero pocos significativamente como ejemplo de decoro, dignidad y entrega.»

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