Tal y como se había previsto, el llamado a la Guatemala profunda sirvió para que la Guatemala del bajo mundo, que son dos cosas distintas, actuara en defensa del Presidente Pérez Molina y del sistema. Mientras escribimos este editorial, manifestantes armados visiblemente con garrotes impiden el ingreso de personal al Congreso de la República bajo el argumento de que están apoyando el proceso electoral, pero todos sabemos que hoy el Congreso no hará nada relacionado con ese proceso sino tiene que votar sobre el antejuicio al Presidente.

Preocupa, sin embargo, que el orden público esté en manos tan precarias como las de la actual Ministra de Gobernación, quien se ha mostrado como fiel sirviente de la pareja Pérez Molina – Baldetti en vez de asumir su papel como servidora del pueblo de Guatemala. Sus actuaciones para llenar de privilegios y buen trato a la Baldetti obliga a suponer que al menos titubeará a la hora de tener que resguardar el orden si quienes lo alteran son los convocados por el Presidente para que se muestren desde las profundidades, pero del bajo mundo.

En nuestra opinión la señora Eunice Mendizábal decidió un camino que la perfila como fiel servidora de la pareja que gobernó al país durante estos años y que ahora enfrenta problemas con las justicia por las investigaciones bien fundadas de la CICIG y el Ministerio Público sobre el negocio de la defraudación aduanera que, por cierto, no es el único que se produjo para asegurar el enriquecimiento de quienes gobiernan. Prácticamente toda la administración pública, desde salud a educación, de comunicaciones e infraestructura a energía y minas, de ambiente a la defensa nacional, del IGSS a los puertos, etc. etc., todo fue alienado para asegurar negocios que beneficiaran a los pícaros que dirigían las carteras y a quienes los mantenían en sus puestos.

La profesionalidad de la Policía Nacional Civil es la única esperanza que le queda al pueblo para evitar que se produzca un baño de sangre alentado irresponsablemente por políticos que están empeñados en apuntalar el sistema que les ha permitido volverse millonarios.

La Ministra de Gobernación se había ganado fama de ser una profesional honesta y competente, apoyada fuertemente por la Embajada de Estados Unidos por su trabajo en el tema del narcotráfico, pero esa fama será borrada porque si por algo será recordada es por su disposición de crear todo un régimen de privilegios para la persona más despreciada por la opinión pública por sus cínicos desplantes y por la obvia corrupción que alentó desde la Vicepresidencia de la República.

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