Francisco Cáceres Barrios
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Algunos quieren vender la idea que solo yendo a votar se hace la democracia o solo así construiremos un mejor futuro, pero el sufragio no tiene poderes mágicos y el nervio y corazón del sistema requiere de muchas cosas más que usted deberá tener presente cuando vaya a cumplir con su derecho ciudadano al voto. Sin igualdad, sin libertad, sin educación, sin la distribución justa de la riqueza, respeto a las leyes, autoridad política, alternancia en el ejercicio del poder y sin el control público sobre la autoridad no existe la democracia. Esta es tan solo un remedo.

Cuando hablo que todos los guatemaltecos somos iguales, creo que todos tenemos la misma dignidad y que merecemos el mismo trato ante la ley, como los mismos derechos humanos. No por ser o haber sido presidente, vicepresidente, magistrado o diputado me hace ser diferente. Vivir en libertad interna y externa es el gran ideal que buscan todos los pueblos democráticos, es decir, cuando podemos pensar, expresarnos y vivir sin cortapisas de ninguna especie. ¿Cómo puedo asegurar entonces que todos somos iguales sin que todos mis conciudadanos tengan o hayan tenido la misma oportunidad para educarse y así disfrutar de una misma libertad política y jurídica? ¿Acaso puedo elegir al diputado que me pueda representar, cuando la Ley Electoral les otorga el derecho exclusivo a los partidos políticos para postularlos?

Cuando hablo de una justa distribución de la riqueza me estoy refiriendo a la legítima aspiración de todos por contar con un nivel homogéneo de bienestar social, no me refiero a amasar fortunas, ni explotar inmisericordemente los recursos naturales, sino de tener la oportunidad de que todos cuenten con una vivienda digna y servicios de salud, como satisfacer mínimos deseos de sano esparcimiento y plena seguridad social. Cuando hablo de respeto a las leyes del país lo digo porque la democracia exige que todos, sin excepciones, debemos estar sujetos a las mismas, pues estas deben ser creadas por todos para poder convivir en paz dentro de la sociedad.

Hablarle a los políticos guatemaltecos de la alternancia en el poder es quitarles el inmerecido privilegio que se auto recetaron cuando redactaron la carta magna, como las leyes constitucionales que nos rigen y eso fue tan malo, que la reelección se volvió una contradicción al ideal porque todos fuéramos iguales. Y para terminar, no puede haber democracia sin división de poderes, sin que el mandato conferido sea a plazo fijo y que la opinión pública tenga peso en la toma de las decisiones de quien tenga el poder. Sí, mi intención es resaltar brevemente que con solo votar no se hace la democracia.

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