Oscar Clemente Marroquín
ocmarroq@lahora.com.gt

Anoche fue entrevistado en Canal Antigua el vicepresidente Alejandro Maldonado Aguirre, quien se mostró totalmente lúcido con lo que desvirtuó cualquier duda respecto al rumor que alguien lanzó sobre problemas con su salud mental y la entrevista se centró en el tema del por qué no le pedía la renuncia al presidente Otto Pérez Molina, tema que dejó bien claro desde la primera respuesta, pero fue alrededor de ello que se mantuvo la conversación con el funcionario.

No le preguntaron absolutamente nada respecto a lo que él piensa de este sistema político que a ojos ya de mucha gente alienta la corrupción y la impunidad, sin duda porque noticiosamente era más atractivo acorralarlo con el tema de la renuncia de Pérez Molina. Pero más allá de que no le preguntaron, es impresionante que el mismo Vicepresidente, quien dice estar escuchando atentamente la voz del pueblo, no haya mencionado en absoluto los evidentes problemas de nuestra forma de elegir a las autoridades y los vicios que tiene un sistema democrático derivado en pistocrático porque los que en realidad eligen son los financistas y por ello aquí el gobierno es del financista, por el financista y para el financista, muy lejos de aquella expresión de Lincoln que basaba la democracia en gobiernos del pueblo, por el pueblo y para el pueblo.
Poco relevante me parece si el Vicepresidente le pide o no la renuncia a Pérez Molina porque si el general no le hace caso a ese vozarrón del pueblo expresado de manera inequívoca ayer, a cuenta de qué le va a hacer caso a quien ha de asumir el cargo en el momento en que él se separe o quede separado de las funciones ejecutivas. De lo que dijo Alejandro se desprende que no hay realmente comunicación fluida con el mandatario y que apenas si se hablan lo indispensable, pero no está el Vice en el primer círculo de Pérez Molina que es el que le apuntala en su decisión de no renunciar.

Pero tampoco creo que la crisis política del país se vaya a resolver con la renuncia de Pérez Molina ni con su enjuiciamiento si la bancada Lider de verdad se decide a aprobar el antejuicio y retirarle la inmunidad. Su renuncia es un imperativo moral, pero no constituye la solución a nuestro problema de corrupción porque el mismo es derivado del sistema y es el sistema lo que debemos cambiar si es que realmente queremos un país en el que los recursos públicos sirvan para promover el desarrollo humano y la búsqueda del bien común.

El 7 de septiembre tendremos un nuevo Congreso y cuando veamos su conformación deberemos preguntarnos: ¿Son estos los que van a realizar la reforma del sistema? Es entonces cuando deberemos evaluar la situación y dilucidar si todo lo que se ha dicho de que el voto cuenta, que con el voto podemos decidir el futuro del país, es realmente cierto. Poco me importa quién gane la elección presidencial, pero ver la conformación del Congreso nos marcará la pauta para ver si tenemos salida o nos quedamos atrapados en el laberinto actual.

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