Juan Francisco Reyes López
jfrlguate@yahoo.com

En la historia cívica y política de nuestro país han existido diferentes manifestaciones requiriendo que los gobiernos respeten las leyes y escuchen la voluntad de la población.
El general Jorge Ubico se vio compelido a renunciar como presidente de la República ante la protesta cívica y la carta que un grupo de insignes guatemaltecos le presentaron solicitando su renuncia.

El doctor Juan José Arévalo Bermejo se vio emplazado por los minutos de silencio que se realizaron durante varios días ante el Palacio Nacional, en los que, lamentablemente desde el Palacio Nacional, se disparó varias veces a quienes pacíficamente se reunían, cantaban el Himno Nacional a las 18 horas y después se retiraban. En esas épocas yo era un niño de 11 años y recuerdo que dos compañeros de colegio, José Mollinedo y Horacio Galindo resultaron heridos y a mi lado quedó muerta una joven mujer que vestía traje indígena. Menos mal que mis padres nunca se enteraron de mi participación, ya que sin duda alguna hubiera sido severamente reprendido por exponer mi vida.

Durante el gobierno del coronel Jacobo Arbenz Guzmán, también fueron varias manifestaciones de protesta que se realizaron en el parque central y en el Congreso de la República, que culminaron con el recorrido a nivel nacional que hiciera una réplica del Cristo de Esquipulas, cargado en hombros, de aldea en aldea y de cabecera municipal a cabecera municipal, la cual entró a la capital habiéndose producido la renuncia y el exilio del presidente y varios miembros de su gobierno.

A diferencia de esos movimientos donde murieron guatemaltecos, en este gobierno, a partir del 25 de abril, diferentes sectores del pueblo de Guatemala se han reunido, marchado y manifestado en la capital y en diferentes cabeceras del país de una forma admirable por su civismo y por su conducta, la cual ha hecho posible que sus planteamientos de renuncia al presidente Otto Pérez Molina y a la exvicepresidenta Roxana Baldetti no puedan ser manchados o desnaturalizados en su comportamiento y civismo.

La coronación de todas esas manifestaciones se ha dado este jueves 27 de agosto, al producirse caminatas y acciones de protesta que han culminado en la Plaza de la Constitución, sumando más de cien mil guatemaltecos, cuyo principal requerimiento es la renuncia de Otto Pérez Molina y su sometimiento a los tribunales penales, sin que medie antejuicio, juez pesquisidor; y, después de ello, un proceso penal.

El ideal sería que la totalidad de los 158 diputados, independiente de las elecciones generales, convocaran a la elección de una Asamblea Constituyente para que así, simultáneamente a la segunda vuelta electoral, que se realizará para elegir presidente y vicepresidente entre los dos binomios que mayor número de votos válidos obtengan, se iniciará el verdadero proceso de recuperación del Estado de Derecho, del régimen republicano y de la democracia. Ello implicaría que todos los partidos políticos y todos los diputados estarían reconociendo que hemos llegado al punto en que la estructura jurídica legal ha quedado desbordada. También sería la manera más adecuada y procedente para que se iniciara ese cambio estructural que los acuerdos de paz plantearon y que también ha sido planteado en diferentes momentos y por diferentes grupos al Congreso.

¡Guatemala es primero!

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