Estuardo Gamalero C.
ajustandovelas@gmail.com

«Una buena acción es una lección para los que no tienen el valor de ejecutarla»
François de Chateaubriand

Lección: acto mediante el cual se enseña algún dato y otra persona recibe y aprende de esa información que antes no poseía o no conocía.

Elecciones: emisión de votos para designar cargos políticos.
Durante años, el actuar político nos ha dado varias lecciones: i. Los malos políticos manipulan, confrontan e intentan coartar a la prensa, al sector productivo, a la comunidad internacional y a la sociedad civil; ii. Hemos sido una sociedad permisiva de los antivalores; iii. El Poder sin límites corrompe;. iv. El voto es el arma legítima y más poderosa de un ciudadano, siempre y cuando no permitamos se utilice en su contra; v. Nadie es superior a la ley y tarde o temprano ésta alcanza a quienes la transgreden.

Parte de la sabiduría radica en aprender de las lecciones. En ese sentido, el último año constituye un doctorado en materia de combate a la corrupción: Casos y personajes emblemáticos que atraviesan procesos de antejuicio, siendo candidatos a cargos de elección popular; altos exfuncionarios que guardan prisión por diversos motivos; funcionarios públicos con visas canceladas. Lo electoral no es la excepción: acarreo de personas, propaganda anticipada e ilegal, notorias simulaciones y fraudes de ley. Desobediencia de resoluciones, desafío a la autoridad y compra de votos intentando ganar espacios en las elecciones.

Irónicamente, nuestra Constitución Política establece que el proceso electoral debe ser transparente y el sufragio efectivo. Aunado a lo anterior, en materia de elecciones tenemos cuatro postulados (que por cierto, nada tienen que ver con cuestiones ideológicas) de las organizaciones internacionales y que son importantes de conocer: 1. Respeto a los Derechos Humanos; 2. Que en el contexto de la Democracia se fortalezca el desarrollo integral de la sociedad; 3. Seguridad Jurídica desde el marco supremo hasta el respeto de las ordenanzas de la autoridad electoral; 4. Transparencia e imparcialidad tanto del proceso, como de la autoridad y las organizaciones políticas.

La historia guatemalteca está plagada de lecciones de «Golpes de Estado». Algunos «justificados» porque rompieron ciclos de Dictadores y otros porque ideológica o económicamente convenían a un grupo e incluso a otras naciones. Lo cierto del caso, es que un Golpe de Estado, ya sea militar o civil, constituye el rompimiento del orden constitucional y también del orden social, pues de un acto ilegal alguien pretende obtener un posicionamiento o ventaja del mismo.

Por supuesto, en una situación como la que atraviesa Guatemala, es más fácil provocar la violación de la República, que enfrentar con valor, sensatez y madurez las decisiones que se deben tomar. La autoridad electoral tiene la obligación de «velar por la pureza del proceso electoral». La población tiene el deber de votar con responsabilidad, comprendiendo que los límites al gobernante se logran al no desentendernos de la «cosa pública».

Algunos dirán: «eso suena bien en la teoría»: Y TIENEN TODA LA RAZÓN. En manos de un Dictador o de una persona enferma de Poder, el peso de la ley deja de funcionar como garantía de la población y se convierte en el arma de los gobernantes para atropellar a la población. Es por ello, que debemos insistir en que se deduzcan responsabilidades a quienes violan o intentan tergiversar la ley.

Si en realidad ya estamos hastiados de líderes corruptos, de Alcaldes que fomentan la conflictividad social, de Diputados que avientan cosas desde sus curules o que se ausentan y aprueban lo que les venga en gana y a conveniencia de quienes les dan las ordenes, entonces No Votemos por ellos y hagamos el esfuerzo extraordinario de advertir a quienes por necesidad e ignorancia no lo saben o no lo entienden.

Aunque algunos se incomoden, MP y CICIG, bajo la dirección de Thelma Aldana y el Comisionado Iván Velásquez, nos han dado grandes advertencias y lecciones de cómo, quiénes y hasta dónde opera la corrupción en nuestro sistema.

De dichas lecciones, humildemente espero hayamos aprendido dos cosas: a. Que como pueblo actuemos unidos «por principios» en el combate en contra de los corruptos; b. Que las autoridades nacionales con jurisdicción y competencia en el tema, no cometan los errores pasados y que cumplan con las obligaciones que les impone la ley.

Aunque estemos molestos, NO dejemos de votar, pues el abstencionismo o Voto Nulo afianzan la victoria de sus pesadillas.

Ánimo Guatemala: los buenos somos más y mejores.

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