Lic. Douglas Abadía Cárdenas
douglas.abadia@gmail.com

El pasado viernes 21 de agosto del presente año, mi novia junto a un amigo en común iban transitando en su vehículo alrededor de las 13:30 horas, con el impuesto de circulación al día y licencia vigente en el bulevar Los Olivos en la zona 18, decidieron irse por ese bulevar pues el tráfico sobre la ruta al Atlántico era pesado rumbo al centro de la ciudad.
En el bulevar Los Olivos, a la altura de la entrada a la famosa colonia El Limón se ubica un retén de la Policía Nacional Civil (PNC) junto a soldados del Ejército de Guatemala, comúnmente llamadas fuerzas combinadas.
Resulta que un agente de la PNC le hizo el alto al vehículo conducido por mi pareja, ella por supuesto que detuvo su marcha y se colocó en la orilla para su identificación y posible revisión del vehículo.
La presentación del agente policial encargado de “basculear” como decimos en buen chapín a la musa de su servidor y su acompañante fue de manera poco ortodoxa, es decir, inmediatamente le solicitaron de manera abusiva y prepotente su licencia de conducir y tarjeta de circulación del vehículo.
El agente policial les indicó que se bajaran del carro para su revisión física, cabe mencionar que en dicho retén no había ninguna oficial mujer de la PNC, por lo que la revisión afortunadamente en el caso de mi novia fue hacia su bolsa y el carro, al contrario de nuestro amigo quien fue revisado una y otra vez a modo de volver incómodo dicho procedimiento de revisión policial. La patrulla está identificada como FT-001.

Al revisar la bolsa de mi novia, el agente de la PNC se guardó Q250.00 en efectivo, un celular Samsung Galaxy Note 4 y una Tablet marca Samsung de reciente modelo y compra y les indicó que se hicieran de la vista gorda y se largaran.

Dicho acto del agente de la PNC fue consumado ante la mirada perdida de sus compañeros de la PNC y los indiferentes soldados, no digamos la afectada y la impotencia de nuestro amigo del acto poco agradable y sobre todo impune del que fueron víctimas.

Socializamos y repugnamos este acto de abuso del poder de una autoridad pública, en este caso este marica disfrazado de agente del bien pero escondiendo su verdadera vocación que es tomar lo que no le pertenece, actuando como un vil y vulgar ladrón.

Esperamos que la ORP investigue y se haga justicia, ahora que pretendemos sanear al sistema político también es necesario sanear a la PNC, pues que lamentable que nos tengamos que cuidar tanto del ladrón que se percibe a leguas como estos desgraciados disfrazados de PNC.

No descansaremos hasta ver caer a este grupito de ladrones agentes de la PNC, moveremos cielo, mar y tierra hasta que se haga justicia y se les dé lo que se merecen.

***Cabe mencionar que al día siguiente, es decir, sábado 22 de agosto, pasé por el bulevar Los Olivos y allí observé junto a otros testigos que el agente de la PNC que asaltó a mi amigo y novia utilizaba el celular robado.

 

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