Fernando Mollinedo C.

El desencanto popular de los malos gobiernos de los partidos políticos, el sin fin de obras públicas inconclusas, las promesas no cumplidas y la estúpida partidocracia de la que se ufanan cuando están en el ejercicio del poder, son los elementos de los que ahora la población hace su plataforma para pedir cambios en la infraestructura política nacional.

Podemos invitar a la población a no trabajar, no estudiar, no consumir, o no utilizar los servicios públicos; realizar una convocatoria que sea liderada por varios medios de comunicación y redes sociales como una manifestación del cansancio ciudadano que está harto de la manipulación de ciertos grupos conocidos como exponentes o representantes de la sociedad, sin que lo sean de hecho ni por derecho.

Debido a los malos gobiernos durante los últimos 29 años, es necesario que no solo se haga escuchar el sentir y la voz ciudadana, al no callarse y expresar el descontento que priva en gran parte del país; es necesario ejecutar acciones de hecho, prácticas e intelectuales, simples pero decididas, con valor ciudadano, sin cobardía y en el entendido que la lucha es y será por el futuro de los niños y jóvenes que aún no tienen conciencia de la podredumbre moral y ética de quienes nos gobernaron hasta hoy.

Ya dejar a un lado, los “pasos y pedales sabatinos”, las “protestas al estilo Gandhi”; los actuales gobernantes, los que quedan, lo que necesitan es ser echados a punta de morongazos de los puestos en que aún siguen hueveando y llevarlos a la cárcel custodiados por la población; la que exigiría a los jueces un esfuerzo extraordinario para hacerlos sujetos procesales.

La población de Guatemala, EXIGE YA medidas de hecho, porque los cambios sociales, las revoluciones políticas y administrativas no se hacen con el cu…erpo pegado a un escritorio; LO QUE SUCEDE ES QUE; TENEMOS MIEDO, miedo a la fuerza pública irracional de los siempre represivos esbirros guardaespaldas, policías de todas las denominaciones e instituciones, militares nagüilones que no se atreven a ejercer su papel histórico acompañando al pueblo en sus justas demandas.

En el caso de los ya “cadáveres políticos” de apellidos Baldetti, Pérez Molina, Juan Carlos Monzón, Maldonado Aguirre, Meyer, Portillo, Giammattei, Monterroso, los de la “SAT”, Taracena, los de PISA-IGSS, el primer yerno de la nación, los militares que creen que todo lo saben, los alcaldes ladrones, y otra catizumbal de hijos de Suripanta, hueveadores del dinero del pueblo, los diputados escoria y ministros, nosotros, todos, en una acción «profundamente democrática» deberíamos lincharlos de forma política y declarar su “muerte civil”, es decir, por dignidad, no volverles a hablar nunca jamás de los jamases.

Ya no creeremos en “pajas” como: representa la esperanza de sus correligionarios, tiene el apoyo popular, es un político serio, ni ladrón ni payaso, ni corrupto ni magister, candidato de aquí pero que no conoce aquí, bisturí para la corrupción, principiando con su hermano; trató de hacer fraude de ley y no pudo, eso no la deshabilitó legalmente para dirigir a este país de desmemoriados, tal pareciera que el tiempo retrocedió a la década de los 50 del siglo pasado.

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