Juan Antonio Mazariegos G.
Respeto los llamados a no votar o a acudir a votar nulo o en blanco, es sin duda un derecho de cada uno y aplaudo que en este país, tan acostumbrado a callar se exteriorice la opinión de todos. De conformidad con las últimas encuestas, los votantes que han manifestado que acudirán a votar nulo o en blanco representan un porcentaje muy alto, aunque bajo en relación a las personas que han expresado que votarán por uno u otro candidato y no está de más recordar que los votos nulos bajo la actual Ley Electoral y de Partidos Políticos, no son vinculantes, es decir, aunque el 80% de la gente llegara a votar en blanco o anule su voto, el candidato que más votos obtenga del 20% restante será el ganador de la contienda, con el agravante que a menor cantidad de votantes sufragando por alguno de los candidatos, mayor posibilidad hay de que incluso uno gane en primera vuelta.
Yo también estoy descontento con el sistema, es totalmente irrisorio que se puedan comprar partidos y diputados cual mazorcas en un mercado, es inoperante y todos pagamos el que la política decida sobre la integración de los tribunales de justicia, cada traslado de Gobierno tal parece que se diera entre Ali Babá y un discípulo que no tardará en superarlo. Si, definitivamente hemos participado activa o pasivamente, en la creación de un desgobierno y quienes se presentan con mayores opciones para coronarse como próximo cacique no ofrecen a mi juicio más que una par de vueltas más a la rosca del tornillo que nos acabará sepultando.
Sin embargo, si alguien hace 6 meses me hubiera preguntado si visualizaba la Guatemala de hoy, tendría que decir que no. La todo poderosa exvicepresidenta y sus más allegados rufianes se encuentran enfrentando investigación o proceso, el candidato vicepresidencial del partido que encabeza las encuestas y varias otras chorchas del mismo enfrentan procesos de antejuicio, hemos logrado con el apoyo de la CICIG y del MP muchísimo, estamos recuperando la confianza y de verdad no veo que este sea el momento de decir que si vamos a las elecciones y votamos este proceso terminará. No, al contrario, sostengo la tesis de que los políticos son caníbales, se comen los unos a los otros y o cuando menos no comparten la mesa ni la presa. La búsqueda del poder obsesiona y conduce a traiciones, ¿acaso no las hemos visto todo este tiempo? Debemos de acudir a votar, hacer análisis sobre el candidato que a nuestro juicio pueda representar una esperanza de cambio, por mínima que sea, o si no, debilitar al ganador lo más posible, eso solo se logrará, a mi juicio, con votos por otros políticos. La legitimación que es el argumento que más se invoca para justificar el voto nulo, que me disculpen, no creo que sea de la importancia, del conocimiento o del entender de quienes encabezan las encuestas.