Carlos Figueroa Ibarra.
Al parecer el presidente Barack Obama está aprovechando que se encuentra en la recta final de su segundo mandato, diez y ocho meses le quedan para terminarlo, para efectuar medidas que lo colocarán en la historia. La reforma de salud, la reforma migratoria, la reanudación de las relaciones con Cuba y ahora el plan para reducir las emisiones estadounidenses de dióxido de carbono en un 32% en 2030 respecto a los niveles de 2005. Este plan será la carta de presentación de Obama en la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Cambio Climático que se celebrará en París en noviembre de 2015.
Las medidas mencionadas han sido ferozmente combatidas por los republicanos, especialmente por los llamados neoconservadores, la extrema derecha del Partido Republicano, la agrupada en el llamado Tea Party. Obama ha reconocido el papel fundamental de los Estados Unidos de América en el calentamiento global, tan simple como que dicho país y China son responsables del 49% de las emisiones de los gases invernadero que hoy precipitan al mundo a una catástrofe mundial. El plan de Obama consiste en obligar a las plantas eléctricas que se nutren de carbón a que reduzcan sus emisiones dando como plazo el 2022 para lograrlo. Las plantas eléctricas son las responsables del 40% de las emisiones de dióxido de carbono que se deben a los Estados Unidos de América.
Al igual que lo hizo cuando se emitió la encíclica papal sobre el medio ambiente, uno de los aspirantes presidenciales para las elecciones presidenciales del año entrante, Jeb Bush, ya se pronunció en contra del plan de Obama. Diversos senadores y dirigentes republicanos se han pronunciado en contra del plan diciendo que se sustenta en una teoría falsa porque el calentamiento global simplemente no existe… Hay que resaltar que la posible candidata presidencial demócrata, Hillary Clinton, ya se ha pronunciado a favor diciendo que si gana la presidencia le dará continuidad a dicho plan. Se avizora en los próximos tiempos una lucha legal que puede terminar en la Suprema Corte de Justicia estadounidense. Los argumentos de la derecha consisten en que este plan acabará con miles de empleos, afectará a la clase media y que se trata de una “guerra contra el carbón”.
Los argumentos republicanos no hacen sino repetir los de la parte más obtusa del capitalismo. Agobiado por las necesidades de la búsqueda insaciable de ganancias, el capitalismo es sumamente reacio a todo lo que suene a restricciones a su acumulación incesante. Si ahora hay un sector del capitalismo que busca frenar el calentamiento global es porque el desastre que se nos viene encima es evidente. Estas medidas que ha planteado Obama buscan limitar a 2 grados el calentamiento global para 2100 con respecto al nivel que tenía el planeta en la era preindustrial. Las expectativas es que para esa fecha la temperatura habrá subido en 3.1% y el planeta estará viviendo una catástrofe global.
Indudablemente el capitalismo acabará con la humanidad si la humanidad no acaba antes con el capitalismo. Así de sencillo.