Jorge Raymundo
Es patético oír a uno de los vicepresidentes del Congreso de la República, decir que sus compinches diputados no llegan a sesionar porque tienen que atender oficios del partido, necesidades de la campaña electoral de su ansiada reelección. Es que uno se pregunta, para quiénes trabajan estos tipos, con quiénes tienen obligación, a quiénes tienen que dar cuenta. Es al partido que les prestó el símbolo para llegar a una curul en el Congreso o al pueblo que da el dinero para hartarse y mantenerse como reyes en ese antro llamado Congreso de la República.
Es que no hay autoridad que ejerza autoridad y los obligue a que cumplan con su trabajo, trabajo digo o prebenda. Es patético ver a un tipo que se dice ser Presidente del Congreso, que sin ton ni son se ausenta de su puesto de presidente para atender asuntos personales. Ya sabemos que ellos, los del partido oficial tienen que defender a su jefe que pende de un hilo para ser enjuiciado por ladrón y por incapaz o demasiado descarado para hacerse el ojo pache para que sus allegados robaran a manos llenas. Quien quita también que temen que este enjuiciamiento por esta lista de delitos, también lo juzguen como criminal y genocida. Tienen que hacerle “la pala” al hombre que hoy por hoy mantiene simbólicamente la Presidencia de la República, porque saben que si él cae, también caen ellos como efecto dominó. Eso lo entendemos, nos da rabia, pero nos da asco y al final da lástima hasta dónde llegan ciertos seres que se dicen ser humanos con tal de mantenerse en un puesto, aunque estén hundidos en el puro estiércol.
Y los rojos, no del equipo de futbol, sino los que se andan con la corbata roja. Tampoco llegan y tampoco hay autoridad o ley alguna que los obligue a trabajar. Si fuera cierto que se les puede descontar por sus ausencias, estos tipos ya deberían sus salarios al Congreso, pero como eso simplemente es para que se le siga dando atole con el dedo a la ciudadanía, no pasa nada. También están confabulados para defender al tipo que se revuelca los últimos meses en la cloaca, pero más aún para intentar bloquear las investigaciones enderezadas en su contra por corruptos y por ladrones también. Esperando que el remedo de elecciones que tendremos el 6 de septiembre los salve y puedan seguir por otros cuatro años viviendo del arribismo del que se les ha caracterizado.
El remedo de República que tenemos, nos obliga a aguantar un Congreso que en lugar de ser la solución, se constituye el problema, el obstáculo para enderezar la nave, para enfilar hacia la reconstrucción del país y a la reforma de un Estado ya rato fallido.
Saludamos a las organizaciones populares que se están fortaleciendo en todos los rincones del país para presionar a la clase política para que se dé cuenta y que el tipo que justifica su permanencia en la presidencia solo porque ya no hay muchas voces que le piden la renuncia, se dé cuenta que las voces van en crescendo. No se han apagado, por el contrario, podrá llegar el 14 de enero pero estas seguirán y más fuertes. Para que lo sepa que es indeseable su permanencia y que los que lo mantienen simplemente no representan la voz del pueblo. Falta que ver si las pseudo organizaciones que lo han defendido bajo el argumento del mito de la institucionalidad, se den cuenta que no deberían de tener miedo de perder algunas prebendas que han conseguido con este gobierno y se vuelquen también para seguir la lucha por un nuevo país. Porque en el fondo lo que está en juego, no es que abandone la presidencia un tipo que ya perdió legitimidad, o porque el Congreso apruebe algunas leyes fundamentales para este cambio, sino es para que este país tenga un futuro. Porque hoy por hoy, con los mismos que nos gobiernan y los nuevos que lleguen a gobernar, bajo las mismas reglas y bajo los mismos vicios, no tenemos futuro. ¿Es muy difícil de entender esto señores dirigentes?