Jorge Santos

En un escenario político dentro del aparente marco de la normalidad, la mentira y la promesa suelta al aire, no debiese de significar absolutamente nada para quienes han estado acostumbrados a la realización de promesas espurias frente a simpatizantes o no, de sus proyectos políticos; sin embargo, a partir del 25 de abril esta «normalidad» ha cambiado y demanda cada vez más certezas y precisiones de los actores políticos en el país.

Este escenario de transformación de la realidad política en el país no debe ser menospreciado o tomado con ligereza por la élite política del país. Hoy vastos contingentes de ciudadanos y ciudadanas exigen información, precisión en los ofrecimientos y no están dispuestos al ofrecimiento barato de la canción o del slogan concebido en ostentosas oficinas publicitarias. El ciudadano o ciudadana demanda información de calidad que le refiera las acciones puntuales de las acciones del partido político que pretende llegar al poder y sin esta información estará condenado a fracasar.

El reciente ejemplo de esta demanda ciudadana lo representa la entrevista realizada por un periodista de CNN al candidato Manuel Baldizón, en donde este último realizará al menos 14 argumentos falsos en el desarrollo de la misma. Este candidato, quien en varias oportunidades ha sido delatado de copiar argumentos de otros y otras y de ofrecer declaraciones que rayan en la mentira o bien en el descaro fue puesto en evidencia nacional e internacionalmente.

Y es que resulta importante hacer mención que estos políticos que subsisten de la mentira y el engaño a la población, no puedan subsistir en escenarios tales como los que Guatemala vive desde el 25 de abril del presente año. Esta crisis derivada del destape de serias acusaciones de corrupción, ha despertado a una ciudadanía apática frente a procesos políticos, económicos y sociales en el país e inquiere a todos y todas de actuar frente a tal calidad de demanda ciudadana.

Es por ello que, aunque se realicen esfuerzos extraordinarios y onerosos de publicidad, no son suficientes o no serán suficientes para vencer la avalancha ciudadana de dignidad que está presente sábado a sábado desde el 25 de abril. El escenario actual demanda más dada la profundidad de la crisis. El Pueblo guatemalteco ha entendido que la enfermedad del sistema político no puede ser resuelta con nimiedades o con soluciones paliativas de una enfermedad crónica.

El Pueblo guatemalteco demanda profundidad en la solución de la actual crisis, demanda suspensión del proceso electoral, demanda transformación y no parches del sistema político, demanda equidad en la participación política de otros y otras ciudadanas que estén a la altura de sus demandas; de tal cuenta que sin esas condiciones garantizadas el proceso electoral no será más que la puerta de entrada a un abismo profundo del cual no podremos salir.

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