Martín Banús
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Guantánamo además de ser provincia, es ciudad y bahía. Se ubica geográficamente en el extremo sur-oriental de la isla de Cuba. Está ubicada a 975 kilómetros de La Habana capital de país. Dicha provincia tiene una superficie de 741 km2 y aproximadamente unos 250 mil habitantes que se dedican fundamentalmente a la actividad agroindustrial, a la agricultura y a la extracción de sal marina. La provincia de Guantánamo muestra un limitado desarrollo en comparación con las demás provincias del país, aunque desde 2006, como parte del llamado «Programa de Desarrollo Local», ha crecido notablemente.

Históricamente, a la llegada de los españoles, esta región estaba habitada por indígenas taínos que se caracterizaban por ser ceramistas y agricultores. Según algunos historiadores, los taínos fueron los primeros que ofrecieron resistencia a la conquista.

Guantánamo, la capital de la provincia, fue fundada por los españoles en el año 1796, con el nombre de Santa Catalina de Guantánamo, en una fértil región bañada por varios ríos, lo que permitió que desde el principio se instalaran los primeros trapiches e ingenios azucareros de la isla. Pero también a Guantánamo, específicamente a la bahía con el mismo nombre, se le conoce, por ser el lugar, donde se encuentra, desde 1903, la controversial base naval estadounidense y en ella, un vergonzoso centro de detención con el mismo nombre, en el que se encentran prisioneros, supuestos combatientes y activistas capturados por EE. UU. alrededor del mundo, como resultado de esa también supuesta guerra contra el terrorismo, que han mantenido las últimas administraciones estadounidenses.

Los sucesivos gobiernos norteamericanos han justificado desvergonzadamente, que la condición de «extra-territorialidad», permite que tales prisioneros estén imposibilitados a tener el justo juicio ante un tribunal, a pesar de que la misma Corte Suprema de Justicia de EE. UU., ha rechazado tal interpretación.

Cuba intenta en varias ocasiones librarse del dominio español, pero sin éxito, mientras que varios gobiernos estadounidenses ofrecen a España, pero sin resultado, comprar a Cuba como parte de su política de expansión, que se centra especialmente en el Caribe y en el mar de las Filipinas, pues llegan tarde al África y Asia.

Una vez derrotada la ya debilitada y decadente España, en la llamada guerra «hispano-estadounidense», guerra provocada por los estadounidenses con el auto-hundimiento del buque de guerra Maine, frente al Puerto de La Habana en 1898, Cuba alcanza su independencia bajo la tutela estadounidense, y elabora su primera Constitución como República independiente en 1901. Pero un año y medio después, EE. UU. exige a Cuba, -bajo la amenaza de mantener la ocupación militar en la isla-, que a cambio de su intervención en la derrota de España, se agregue a dicha Constitución, la famosa «Enmienda Platt», que otorga el derecho a Estados Unidos de arrendar determinadas partes del territorio cubano, ya independiente, para establecer bases navales y carboneras…

Hace tres días, para el 62º aniversario del asalto al Cuartel Moncada en Santiago de Cuba, las autoridades cubanas, además de exigir el final del embargo económico y comercial a la isla impuesto por E.U.A. desde 1961, exigieron también la devolución de los territorios ocupados por dicha base naval desde 1903. Cabe decir que desde 1962, el gobierno cubano se negó a recibir la simbólica renta de U$5000.- anuales, en concepto de alquiler por dichas tierras circundantes a la Bahía de Guantánamo, un alquiler éste, sin fecha de término…

El presidente de EE. UU., Barack Hussein Obama II, declaró previamente que Guantánamo no está en la Agenda de las recién reiniciadas relaciones entre ambas naciones… Es decir, no lo piensan devolver, al menos en mucho tiempo.

Curiosamente, mientras Cuba ha tenido siempre como espada de Democles a la Base naval de Guantánamo, Guatemala parece que la ha tenido, históricamente, en el territorio de la «hermana» República de Honduras. La última vez en 1954, que fue cuando desde ese país, entraron los mercenarios que botarían al gobierno democráticamente electo de Jacobo Árbenz Guzmán, (al que algunos aun insisten en denominar «comunista») y desde donde, según las malas lenguas, es por donde entrarían en estos días, cientos de «marines», prestos a intervenir en Guatemala, en caso de que las cosas se salgan de control y puedan tomar un giro «indeseable».

Todo sea por la paz, ¡porque por la soberanía nacional, ya no queda mucho por hacer!

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