Roberto Arias

La corrupción afecta a los más altos niveles del gobierno en Guatemala, causando un enorme atropello a la opinión y a los deseos de la ciudadanía durante la campaña preelectoral de las elecciones en septiembre. Las autoridades electorales del Tribunal Supremo Electoral (TSE) en Guatemala marcaron el inicio oficial de la campaña solamente pocos días después de que decenas de miles de guatemaltecos protestaron en la Capital y algunos departamentos demandando la renuncia del presidente Otto Pérez.

Las elecciones, según lo programado por el TSE, serán el 6 de septiembre, y si fuera necesario serían el 25 de octubre las elecciones decisivas, dijo su presidente Rudy Pineda en una ceremonia realizada en el Teatro Nacional en la Capital guatemalteca.

Los guatemaltecos demandan la renuncia de Pérez, después de la de Roxana Baldetti, a raíz de una investigación que develó un escándalo de corrupción (La Línea) por $130 millones (de dólares) que afectó seriamente al gobierno. El caso involucró a muchos ejecutivos gubernamentales, incluyendo al secretario personal de Baldetti, Juan Carlos Monzón, quien huyó a Honduras y quien ahora tiene orden de captura internacional.

Cerca de una docena de ciudadanos se encadenaron a las puertas del Palacio Nacional, como una señal de protesta. La reacción ciudadana ha sido fuerte, pero a Pérez, esto no le importa, así como no le importó hacer lo que hizo como Presidente de la República, siendo el primero o segundo en la lista de corruptos. Guatemala no ha tenido frutos que puedan verse o palparse en avances en los elementos indispensables para iniciar el desarrollo: Alimentación; Salud y Educación.

El TSE no ha puesto atención al clamor nacional de la ciudadanía guatemalteca, la que solicita a gritos que no se lleven a cabo las elecciones en estos momentos porque no existen las condiciones apropiadas para que este magno evento pueda realizarse con una certeza de participación democrática verdadera. Quienes ahora quieran a votar por el candidato que sea, estarán votando por que persista la corrupción y la impunidad a través de los años, como ha sido siempre, sin dar chance a que se les logre frenar.

Es más que lógico pensar que el CACIF, el Ejército y seguramente “La embajada” han incidido de una manera directa en las decisiones torales del TSE y, si los guatemaltecos no persistimos en lo que consideremos conveniente para el buen futuro de nuestras familias, seguiremos sin la esperanza de obtener la libertad, la justicia y la democracia a la que aspiramos; particularmente para nuestras generaciones por venir.

Como sabemos que no existen las condiciones para que haya unas elecciones verdaderamente democráticas y para defender nuestro derechos ciudadanos, es indispensable que exijamos al TSE que por seguridad y beneficio de la República, esperemos el tiempo necesario, mientras, como ciudadanía logramos rescatar nuestra Soberanía de las manos de los corruptos y sacar a los principales enquistados en los tres poderes del Estado.

¡Salgamos, guatemaltecos, de la podredumbre!

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