Fuera de los acarreos semanales que organizan los partidos políticos para nutrir las apariciones en tarima de sus candidatos, es notable entre la población una gran indiferencia que se ha ido mostrando en los últimos días como repudio a la actividad política porque no puede apartarse de la mente del ciudadano que los políticos han sido los creadores de este perverso sistema en el que el aparato y los recursos del Estado fueron puestos al servicio de la corrupción y la impunidad. Cada cuatro años cambia el grupito de operadores tras el resultado electoral, pero siguen los mismos negocios, los mismos financistas y las mismas mañas que empobrecen a la ciudadanía.
El fenómeno viene de mucho tiempo atrás y la diferencia está en que la gente tenía noción de que el ejercicio del poder nutría la corrupción, pero nunca llegó a imaginar la profunda dimensión del problema ni que el problema era ya parte de un sistema perfectamente diseñado para alentar los negocios que permiten a muchos embolsarse el dinero público y mantener a la población en la más absoluta miseria. Los últimos casos, documentados más allá de cualquier duda razonable por las investigaciones de la Comisión Internacional Contra la Impunidad en Guatemala, vinieron a demostrar cuán hundidos en el fango llegamos a estar y la población decidió, por fin, hartarse de tanta burla, de tanto cinismo y tanta falta de vergüenza.
Como era de esperar, ahora el blanco de los ataques es la Comisión Internacional Contra la Impunidad en Guatemala y esta mañana el mismo candidato a vicepresidente de Lider advirtió que Iván Velásquez se irá de Guatemala como Carlos Castresana, en medio de algún escándalo que le desprestigie. El caso de Castresana vale la pena recordarlo porque se montó todo un operativo de los que son célebres en operaciones de inteligencia y contrainteligencia a fin de destruirlo y ahora, sin que nadie haya hablado nada nunca de la vida privada del Comisionado, Barquín ya dice que se irá de Guatemala en medio de algún escándalo.
Todo ello, las acciones y reacciones de los políticos, que en vez de reconocer la magnitud de la corrupción y necesidad de cambiar el sistema, se enconchan pretendiendo defender lo indefendible, es lo que ha provocado ese hartazgo de la población que no quiere saber nada de elecciones. Y es que elección significa elegir entre varias opciones, pero cuando uno ve que todos son lo mismo porque son parte del mismo sistema que nos ha venido produciendo tanta podredumbre, no hay realmente ninguna opción de optar por algo distinto y ello anula cualquier entusiasmo electoral.