Francisco Cáceres Barrios
fracaceres@lahora.com.gt

Como guatemaltecos nos duele ver que nuestro futbol siga sufriendo derrotas en el campo internacional, aunque disfrutemos grandemente el triunfo de nuestros paisanos en otras disciplinas deportivas. ¿Cuáles son las razones que provocan tal disparidad? Cualquiera con dos dedos de frente, sin ser experto, se percata que la buena educación, formación y preparación del deportista, sumado a una rígida disciplina, la mayoría de veces lo lleva a alcanzar el triunfo que tanto ansía. Eso y ninguna otra cosa es la causa fundamental de que se hayan logrado triunfos en atletismo, ciclismo, vela, bádminton, gimnasia como en otras ramas del deporte y al contrario, a pesar de tantas críticas, como buenos consejos, siguen habiendo dirigentes deportivos que insisten en solo hacer lo que les dictan sus particulares intereses, de donde viene la cosecha de pésimos resultados.

¡Ahora sí! Es la expresión que llevamos años de escuchar de directivos, cronistas y comentaristas del futbol para resaltar que el conjunto azul y blanco ¡ahora sí! Va de nuevo a participar en eventos internacionales trayendo de regreso las tan ansiadas victorias y hasta la posibilidad de clasificar para estar presente en un campeonato mundial de ese deporte. Pero, ¿se estarán siguiendo al menos las elementales formas y normas para lograrlo? No. Se sigue haciendo lo mismo de siempre. Desde contratar al entrenador, quien asegura sabérselas todas, de escoger lo mejorcito que haya en el medio y con apenas unos cuantos días de anticipación se les imparten tantas sabias enseñanzas que los van a hacer seguramente los campeones.

¿Y qué hubo de la buena educación, formación y preparación que solo es posible lograr a través de un buen programa que incluya a niños y jóvenes, quienes además de ser amantes de ese deporte, tengan las características mentales y físicas necesarias para que puedan ser los mejores receptores y luego ejecutores de dichas enseñanzas? No, eso se sigue dejando para otra oportunidad. En otras palabras, las autoridades del futbol continúan empecinados en hacer lo más fácil, aunque esté sobradamente comprobado que eso solo trae más derrotas. Al igual que ocurre con la política nacional, nos dejan a los chapines soñando y hasta construyendo castillos en el aire pero, repitiéndose una vez más las prácticas de siempre, en donde priva la improvisación, la corrupción, la manipulación aunque, como ha sido costumbre, los dirigentes siempre se logren salir con la suya. La historia de nuestro futbol de vuelve a repetir, hablando de individualidades, de seguir trabajando, de tener más paciencia, que no se debe tirar la toalla a la “primera” y que debiéramos dar por hecho que el futbol guatemalteco irá a Rusia en el 2018.

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