Roberto Arias

Hay historias de historias sobre los poderosos en política, pero poco se conoce sobre la forma en la que uno o varios individuos inician su empoderamiento en ese campo, utilizando a las masas como plataforma para obtener ese poder sobre ellas mismas, quienes, como hipnotizadas, obedecen al titiritero, quien por medio de ofrecimientos mentirosos, mantiene el hipnotismo de esas masas que creen a pie juntillas lo dicho por este farsante manipulador, quien habitualmente es un taimado delincuente disfrazado de honrado.

El poder político es abusivo cuando se excede en el ejercicio de sus funciones, avanzado en materias que están dentro del ámbito de los otros poderes (intromisión de poderes). El poder político es ilegítimo cuando utiliza mecanismos no autorizados por las leyes y se adueña del poder gubernamental (ejecutivo-legislativo) sin tener la legitimidad del pueblo, otorgada por el voto popular. Estos casos son reiterativos en Guatemala, porque realmente Guatemala ha sido manejada por la corrupción desde los inicios de su constitución como República.

El poder político es, entonces, una consecuencia lógica del ejercicio de las funciones por parte de las personas que ocupan un cargo representativo dentro de un sistema de gobierno.

No debe sorprendernos, entonces, que muchas organizaciones sociales tales como algunos sindicatos, cooperativas, fundaciones, etcétera, sean tomadas desde o casi desde sus inicios por personas taimadas, astutas y corruptas, como una copia microscópica del gobierno, donde la corrupción ya desgarró a Guatemala desde sus más profundas intimidades. La corrupción las fundamenta.

Existen muchas manifestaciones del poder. Por ejemplo,

1. La coacción: Es el medio utilizado para que terceros sigan una determinada “conducta”. Puede ser física o psicológica.
2. La coerción: La coacción dio paso a la coerción que es la situación donde el tercero realiza el mandato debido a la amenaza del uso de la violencia, es decir, la potencialidad del uso de esa violencia. Se excluye así el papel totalmente activo (ordenar y hacer cumplir) reservando a la autoridad un papel parcialmente activo (sólo ordenar). La coacción se fundamentaba en el temor de un daño seguro en el caso de incumplir lo ordenado. De esta vertiente del poder se desarrolló lo que posteriormente se conocieron como delitos contra la autoridad, es decir, desafiar al poder.
3. Las Críticas: Este poder según los Anarquistas clásicos hace que se ponga en perspectiva la libertad del individuo, dando como fin la dominación de éste a través de reglas coactivas, «derecho», las cuales en lugar de ordenar subordinan.

El espacio no alcanza para más ejemplos de formas del ejercicio de un gobierno dominante, pero toda la estructura obliga a que la población no pensante, que es la mayoría, siga votando por los mismos, quienes los explotan hasta los grados paupérrimos a los que ha llegado Guatemala; en donde la mina de oro dona una escuela y se convierte en heroína, mientras se roban miles de millones de dólares de la riqueza no renovable de Guatemala.

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