Francisco Cáceres Barrios
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Cuando se creó el régimen de seguridad social guatemalteco en 1946, como producto de un gobierno revolucionario, vino a cambiar radicalmente el sistema para mejorar en forma paulatina y sistemática el nivel de vida de sus habitantes. Así fue como se instauró un régimen obligatorio para dar protección al sector productivo con sentido social. Se pensó desde un principio montarlo sobre bases sólidas, con una ley orgánica de corte distinto, que lograra conjuntar los intereses de los sectores que en ella participarían, como el mismo Estado; la iniciativa privada, los patronos contribuyentes; el sector laboral, aportando un porcentaje de su salario; los expertos de las finanzas, economía y banca del país y la Universidad de San Carlos.

De entrada se intentó contar con las garantías necesarias para que el IGSS estuviera sujeto únicamente a lo que la técnica indicara y no a los intereses de orden político partidista y otros más, para que su objetivo esencial fuera proteger a la población, de elevar gradualmente su nivel de vida, sin distingos de clases, ideas, grupos o partidos. Pero lo peor que podía pasar, ¡pasó! Poco a poco fue cayendo en manos de quienes menos debiera estar el régimen de seguridad social, de los politiqueros corruptos, los mafiosos que no solo han formado parte de gobiernos de ese corte, sino de la misma iniciativa privada y del sector laboral para que paulatinamente fueran cayendo en la tentación de hacer dinero fácil o de alcanzar privilegios, ventajas y salvaguardar intereses.

Así fue como el IGSS cayó en manos de la gente que nuestra indiferencia permitió, para que desde la compra de medicinas, la contratación de servicios, la construcción de su infraestructura, hasta de la administración de su personal médico, paramédico, administrativo, técnico y de servicio llegara a hacer su agosto, también en los restantes meses del año. Es así, como se llegó a que faltaran camas en los hospitales; como mal administraran las recetas o se robaran las medicinas; como se practicaron procedimientos que condujeron a muchos pacientes hacia la muerte; como se ausentó la mística de buen servicio en sus laborantes para atender con respeto, consideración y mesura a sus afiliados y beneficiarios.

¿Cómo resolver el problema? Al igual que debe hacerse con los tres organismos del Estado, depurando el procedimiento de elección de sus representantes para que solo lleguen a ocupar sus cargos directivos, ejecutivos, técnicos y de servicio solo aquellos con reales y comprobados méritos de capacidad, idoneidad y honradez y no a tanto ignorante, incapaz y corrupto que ha llegado a satisfacer sus intereses personales. ¿Por qué no cumplir con lo que ya la Constitución dicta?

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