Martín Banús
marbanlahora@gmail.com

Después de tantas semanas sorprendiéndonos con nuevas noticias y escándalos de corrupción, mismos que se iniciaron con el llamado caso «de La Línea», las cosas han ido adquiriendo una naturaleza un poco novelesca, como si se tratara de una serie por episodios, cual «El cártel de los sapos», y cuyo principal patrocinador vendría a ser la CICIG.

Luego de La Línea, se destapó lo del IGSS, luego algunos magistrados fueron señalados, después fue la Policía Nacional, luego fue el Secretario de la Presidencia y ahora ya se está llegando al Congreso de la República y a algunos candidatos a diputados… La cosa no para y parece que va para más, al punto que algunos bancos están con la camisa levantada. Sí, parecen muchas cuartillas ya, las dedicadas a este desmadre provocado por toda esta manada de inconscientes criminales, pero algo nos dice que lo mejor y lo más grueso no se ha ventilado aún…

Creemos que más allá de la gravedad y profundidad de esas variadísimas formas de corrupción que ya parecen tan naturales entre quienes alcanzan los puestos del gobierno, que quizás se pudiera estar pasando por alto lo que verdaderamente es más dañino para el país, que no es el dinero robado, desviado y/o desaparecido, pues después de todo, eso se recupera… Son dos o tres aspectos que aparentemente no terminamos de entender: Uno, es que ha quedado en evidencia, y esto es mucho más grave, que no podemos por sí solos evitar que lleguen los ladrones al gobierno por elección popular, a robarse el dinero de las medicinas, de la gasolina de las radiopatrullas, de los pupitres y maestros, etc., etc.

De un día para otro, nos quedamos sin esa parte del Estado llamada institucionalidad, al punto que tuvieron que venirse a hacer cargo de este vacío legal y de poder, los gringos por medio de la CICIG…

El dinero es lo de menos, se trata de la dignidad nacional del país… Se trata de una institucionalidad gubernamental que quedó lisiada y sin ninguna credibilidad, al punto que ni siquiera OPM atiende el clamor popular y no parece haber forma ni ley alguna, que le obligue a irse de la Casa Presidencial… Ahora sí quedó claro y se hizo evidente, que desde el gobierno se ha robado y se ha abusado de forma inimaginable y es de suponer que eso viene de mucho tiempo atrás.

Otro detallito que quizás se le pasa por alto a algunos que parecen estar más interesados en investigar del patrimonio de los muy cuestionables candidatos a la Presidencia, es que el verdadero afán de tales candidatos, debe estar dirigido fundamentalmente a superar el mortal tercermundismo que parece no podemos ni siquiera impedir que se agrave. En realidad, la oferta electora de no llevar ladrones o idiotas al gobierno, no es nada que deba ser visto como una gran ambición partidista… ¡Sólo eso faltaba!

Otra cosa que debe llamarnos la atención, es que más allá de lo intratable que resulta nuestra cultura chapina, la forma democrática tal como nos la exigen los países «amigos», no parece haber ayudado en absolutamente nada. Primero paramos perdiendo la aparente soberanía que nos permitía, al menos, vivir con esa ilusión…

Nada volverá a ser igual. La dimensión a gran escala y la complejidad de la estructura criminal sin precedentes que nos ha gobernado y cobrado por ello, pasó de tal forma «inadvertida» para las autoridades contables y supervisoras, que nos ha marcado negativamente de una forma definitiva. Hemos sido engañados mientras los criminales cantaban el Himno Nacional y juraban a la Bandera… Y preguntamos: ¿En qué y en quién creer ahora? ¿En la CICIG y en Iván Velásquez, o en Todd Robinson? Nos sentimos, algunos, como huérfanos de patria; como abandonados a nuestra suerte…

El sistema se derrumbó como un castillo de naipes… Tuvieron que venir extranjeros a señalar quienes ocasionaron muerte y dolor a miles, sino a millones de compatriotas, porque aquellos guatemaltecos llamados, nombrados y pagados para hacerlo, o eran parte de la componenda o no pudieron hacerlo… ¡Imbéciles!

¿Dónde quedaron la dignidad y la soberanía nacional? ¿Dónde el Ejército Nacional como última instancia? ¿Por qué ni siquiera se ha pronunciado?

Cumplir con el calendario electoral y llevar a cabo las elecciones, -tal como parece que ya lo ordenó el negrito del batey a la CICIG, a OPM y al TSE-, será, por más cambios que le hagan a la Ley Electoral y de Partidos Políticos, el regreso a un sistema en el que seguirán mandando los intereses económicos de adentro y de afuera, en las elecciones, en el Congreso y en todo… ¡Verdaderamente qué asco y qué tristeza!

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