Rolando Alfaro A.

«Nadie mejor que el dueño cuida de lo propio»
-Santo Tomás-

Las causas del deterioro en nuestro país van desde un total desconocimiento del tema ambiental hasta una falta gravísima de legislación específica ambiental.
Por otra parte, las autoridades continúan con el vicio que no ilustran apropiadamente a los habitantes del territorio. El desorden es profundo, pues hemos notado que al emitir una legislación general y la poca específica que se tiene, no educan a la población, es más hasta las instituciones académicas y escolares no tienen unificado sus planes de estudio y esa indiferencia hace que la República de Guatemala se encuentre en la crisis actual, pues se carece de legislación actualizada y los encargados de velar por su cumplimiento actúan improvisadamente.

En la época actual, ya se viene hablando de una reforma de Estado y actualización de la legislación en general. ¿Por qué ha de llegarse a tales extremos? ¿Por qué el malinchismo?

Muchas personas no se dan cuenta que la legislación nacional es necesaria actualizarla, porque no es lógico que traten de meter las manos en la Constitución Política, cuando ni siquiera la conocen y menos la normativa vigente.

Al improvisar legisladores que carecen de formación parlamentaria, estamos condenando a las generaciones presentes y futuras a vivir en crisis permanente.

En ese sentido, ninguno de los gobiernos existentes desde el inicio de la llamada democracia, ha tenido el cuidado de ponerle atención al tema que nos tiene analizando desde hace varias décadas. A lo anterior se suma el desorden educativo ya descritos en varios artículos de La Hora.

Y el asombro continúa aún con muchos profesionales del Derecho que sin haber cursado en la carrera respectiva los estudios de legislación ambiental dan su criterio, sin tener la preparación pertinente en la rama jurídica relacionada, pues aunque no lo quieran reconocer, es una rama moderna que debe estudiarse con seriedad, ética y dedicación.

El Derecho Ambiental guatemalteco puede afirmarse que por esa falta de conciencia de algunos malos ciudadanos, empezó en el año de 1986 con la emisión de la Ley de Protección del Medio Ambiente, pero con el pecado imperdonable de carecer de la mayoría de reglamentos derivados de la misma; y, si ya se imparten los cursos ambientales, no lo es en todas las universidades del país. No se trata de copiar, sino de actualizarse.

Nuestro país es bello en su naturaleza y en general se está perdiendo por esa falta de conciencia que requiere amor a la tierra y del derecho de dejar vivir a las personas en paz.
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